domingo, 22 de diciembre de 2013

IVº DOMINGO DE ADVIENTO


Celebramos hoy el IVº Domingo de Adviento,último domingo de este tiempo de espera(Adviento). Ya está a punto de hacerse realidad, todo lo que se nos ha anunciado durante este Tiempo de Adviento. Una joven, una Virgen, tiene el secreto guardado en el corazón. Está dispuesta a entregarnos el mensaje de Dios, el Hijo de Dios que viene a salvarnosA nosotros nos toca avivar nuestra esperanza y nuestra fe. A nosotros nos toca acoger con amor y dar hospedaje al niño que nace para nosotros. La Virgen, dió lo mejor de sí misma: a Jesús. Que también nosotros y, animados por nuestra Madre, preparemos de verdad nuestras casas, nuestros corazones y nuestras vidas para que –el Señor- nazca de verdad en nosotros.


Hemos sentido durante el Adviento que éste era un tiempo para la esperanza y una invitación para la conversión. Podemos preguntarnos en qué hemos cambiado, qué pasos hemos dado para acoger a Jesús en nuestra vida, en nuestro corazón. La esperanza, la conversión, la alegría, la solidaridad y la fe, ésos deberían ser los pilares para descubrir a Jesús que viene a nuestro encuentro.

Hoy, vamos a encender la cuarta y última vela de la Corona con la esperanza de que estas cuatro luces encendidas nos abran a la conversión de nuestros corazones, pues ya falta poco tiempo para la venida del Señor que llega para cumplir su promesa.



En la liturgia de hoy, contemplamos la grandeza de un Dios que se hace uno de nosotros, para mostrarnos su salvación, su compasión y su liberación. El niño pequeño que nace en Belén se convierte para el pueblo oprimido y creyente en signo de la cercanía de Dios que quiere mostrarnos su vida y su salvación.

En la Primera Lectura (Is 7, 10-14) el profeta Isaías nos anuncia la venida del Salvador muchos años antes de que incluso,la virgen María hubiese nacido. Nos revela la manera en la que vendrá al mundo el Emmanuel, salvador del mundo que quiere decir “Dios con nosotros”.  
Dios quiere prepararnos para la llegada de su hijo quien traerá la paz, el amor y la esperanza para todos.

El Salmo "Va a entrar el Señor, él es el Rey de la Gloria"  
nos invita a poder ser ese grupo que viene a la presencia del Señor, ese pueblo de Dios que quiere ver su rostro, que quiere reconocer que es el salvador. Cada vez que lo proclamamos, reconocemos que Jesucristo es el Rey de la Gloria, que es el único que puede cambiar nuestras vidas, necesitamos que Dios siempre venga a nuestra vida.

En la Segunda Lectura (Rom 1, 1-7) Pablo nos 
anunciará la filiación divina del Señor y la promesa de los antiguos profetas de que salvaría al mundo.

En el Evangelio (Mt 1, 18-24) San Mateo nos narrará cómo
ocurrió la Encarnación de Jesús y su nacimiento. Nos describirá la actitud de José, el esposo de María, que supo aceptar el Misterio de la concepción virginal del Mesías. 
La figura de San José, imagen de todos los cristianos nos insta a que contemplemos el misterio de la virgen María aceptando que el Señor nos haga partícipes de este nacimiento. También nosotros, como San José,somos llamados a aceptar que es obra del Espíritu Santo,que este niño que va a nacer en Belén, también va a nacer en nosotros si le dejamos. Por eso, tambien contemplamos como una obra admirable en nuestra vida,que por obra del Espíritu Santo a través de los sacramentos, a través de la predicación viene Jesucristo a hacerse carne dentro de cada uno de nosotros. Vemos como poco a poco va creciendo en nosotros el Señor y va creciendo en nosotros los sentimientos de Cristo.

Que María y José sean nuestro ejemplo para recibir con alegría al Señor Jesús que ya llega,en nuestros corazones, Él viene a traernos la esperanza y la paz que tanto necesitamos.


Que tu venida Señor, encuentre mi corazón vacío para que tú lo llenes,abierto para que tú lo habites, en silencio para que tú lo alegres con tu música. Amén

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