Epifanía es algo más que una noche de sueños y regalos. Es la fiesta de la luz que ha brillado en medio de las tinieblas del mundo para que todos los hombres de toda condición y raza puedan encontrar al Salvador, nacido de María. Los Magos son testigos de esa muchedumbre que busca la luz en medio de las tinieblas y la alegría en medio de tanto pesares. El creyente o el que busca a Dios debe encarnar las tres actitudes fundamentales de los peregrinos de Oriente: Contemplar a Dios,la unión de ambas realidades y hacer de la fe un camino.
En la Primera Lectura (Is 60, 1-6) el profeta Isaías, anuncia el despertar de la luz en medio de la oscuridad. Resplandor al que se acercan todos los hombres de la tierra en busca de la salvación. Nosotros, también queremos acercarnos a esa luz para afianzar nuestras vidas en la certeza del Padre que nos ama.
El Salmo (71) "Se postrarán ante ti,Señor, todos los Reyes de la tierra" fue compuesto en su origen para festejar a un gran rey de Israel, pero con el tiempo se le fue dando un sentido de profecía mesiánica que es como lo interpretamos nosotros hoy en este día de la Epifanía del Señor.
El Salmo (71) "Se postrarán ante ti,Señor, todos los Reyes de la tierra" fue compuesto en su origen para festejar a un gran rey de Israel, pero con el tiempo se le fue dando un sentido de profecía mesiánica que es como lo interpretamos nosotros hoy en este día de la Epifanía del Señor.
En la Segunda Lectura (Ef. 3, 2-3; 5-6) el apóstol Pablo nos recuerda que la salvación es para todos; nadie ha quedado excluido de ella. Dios no tiene preferencias por una raza o pueblo; para Dios no hay extranjeros. Todos cabemos en su casa, todos somos sus hijos, todos somos uno en Jesús.
El Evangelio (Mt 2, 1-12) nos relata el camino de los reyes que, desde sus lejanos países, se dejan guiar por la luz de una estrella que les seduce y les conduce al encuentro con el Niño-Dios. Nosotros, sea cual sea nuestra situación y condición, pertenecemos al mundo de los privilegiados. Dios se quiere manifestar personalmente a cada uno de nosotros.
Porque, como exploradores de Dios,
no queremos perderlo en el horizonte de nuestra vida
porque, como hombres y mujeres de fe,
queremos llegar hasta el Señor, y ante El postrarnos,
y ofrecerle el incienso de nuestra admiración,
el oro de la riqueza de nuestra fe
junto a la mirra de nuestros pecados y fragilidad
VENIMOS EN BUSCA DE UNA ESTRELLA
Que nos haga creer, que Dios no se desentiende del mundo
palpar, que Dios espera al final de su destello
vibrar, al impresionarnos por todo un Dios humanado
VENIMOS EN BUSCA DE UNA ESTRELLA
Ayúdanos, Señor, a no perder de vista el cielo
aquella gran casa donde, con luz divina,
viven y se nos muestran infinidad de estrellas.
Amén.
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