domingo, 27 de octubre de 2013

XXXº DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO


Celebramos hoy el XXXº Domingo del Tiempo Ordinario, unidos en oración y unidad. Jesús, hoy nos recordará que no debemos creernos más importantes que los demás, sino que debemos ser humildes, debemos ponernos a disposición de los más necesitados.Todos somos iguales ante los ojos de nuestro Padre Dios, por eso debemos tener un corazón humilde y contrito.


Hoy el tema central de nuestra liturgia es la oración, esta es la mejor vía para acercarnos a Dios, y debe ser confiada, sincera, humilde y sobre todo perseverante, con estas condiciones esta será escuchada y respondida y nos dará la fe necesaria para conseguir llegar a la meta señalada para todos, que es el reino de Dios.


La Primera Lectura(Eclo 35,12-14.16-18) nos narra como Dios escucha las súplicas del pobre y del oprimido. Ahora bien, esta súplica debe ir acompañada de humildad y perseverancia, condición esencial de toda oración.

El Salmo manifiesta cada vez que lo recitamos "Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha", que Dios nos protege y escucha, atiende nuestras súplicas cuando nos volvemos a Él con humildad.

En la Segunda Lectura (2 Tim 4,6-8.16-18), San Pablo se despide de Timoteo; él está a punto de ser sacrificado; pero tiene la conciencia tranquila porque ha guardado las reglas del combate, siempre se ha medido frente al único juez, nuestro Señor Jesucristo.

El Evangelio de Lucas (Lc 18,9-14) nos narra la parábola del Señor sobre el fariseo y el publicano que subieron a rezar al templo. Con esta parábola, Jesús nos va a enseñar, que n
o basta orar externamente;como hacía el fariseo, sino que es necesario que la oración penetre hasta lo más hondo de nuestra vida y sea sincera. Nuestra oración debe ser humilde, es decir debemos rezar con sencillez y con verdad ante Dios, al igual que el arrepentido publicano. La humildad es andar en verdad, es reconocer nuestra pequeñez ante Dios, nuestra absoluta dependencia de Él. La humildad es reconocernos pecadores ante Dios, necesitados de su misericordia, de su perdón y de su gracia. En cuanto al prójimo, es no creernos más, ni mejor, ni superior a nadie; ya que como decíamos anteriormente, todos somos iguales ante los ojos de Dios.

El Señor, cada día, cada domingo, va desgranando su Evangelio. Y lo va haciendo para que nosotros, aprendamos a cultivar en el campo de nuestro corazón tantas semillas de bien y buenas obras que Él siembra en cada uno de nosotros.


Dame humildad para reconocer mis fallos,
Fortaleza para hacerles frente,gratitud
 para agradecerte lo mucho que Tú haces por mí.
Oración para mirarte y nunca ofender a los demás
Espíritu para dejarme moldear por tu Palabra
Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario