- Antes de comenzar, tenemos que cerciorarnos de que se va a leer la lectura correcta: abriendo el libro por la cinta correspondiente, fijándose en el día de la semana o el nombre de la fiesta que se celebra. Si no se está seguro de ello, debemos consultarlo con el sacerdote.
- Al comenzar la lectura no se leen ni el día litúrgico, ni el orden de las lecturas, ni tampoco el resumen de la lectura. En general no se lee nunca lo que está escrito en rojo.
- Se comienzan las lecturas diciendo: <<Lectura de...>>, y se termina con <<Palabra de Dios>>. Nunca debe decirse << Esto es Palabra de Dios>> o <<Es Palabra de Dios>>, porque es una proclamación y no una información del tipo de lectura. Al final se hace una pausa y se proclama:<<Palabra de Dios>>.
- En cuanto al Salmo, el lector, debe enunciar con tono alto y claro la antifonía que se repite, dando tiempo a que los demás puedan responder después de cada estrofa. Ayuda mucho que la vaya repitiendo con la asamblea, que puede tener dificultades en recordarla.
- El Aleluya no se lee, salvo en el caso de que se cante. El versículo antes del Evangelio, lo realiza solamente, el sacerdote o diácono.
- Es ideal que en todas las misas haya un lector, a ser posible un lector distinto para cada lectura, y cada día.
- Cuando el lector se acerca al ambón (lugar desde donde se lee la Palabra de Dios) debe hacerlo sin prisas ni precipitaciones, es preferible dejar que el sacerdote o el lector anterior hayan terminado su intervención. Al subir, antes de dirigirse al ambón, tiene que realizar una breve y suave reverencia al altar o al ministro, y al finalizar la lectura, antes de bajar a su sitio, también debe realizarla.
- Al final debe dejarse la cinta señaladora bien colocada, evitando que desaparezca entre las hojas del libro para el siguiente que lea o para el sacerdote.
En cuanto a la oración de los fieles, después del silencio que sigue a la homilía o del credo en las misas dominicales, sin esperar a que el sacerdote comience, inmediatamente el monitor sube al lugar adecuado. Una vez que el presbítero realiza la introducción, el monitor proclama las diversas intenciones por las que se va a orar. En el caso de que la respuesta a las peticiones sea distinta de la habitual (Roguemos al Señor, Te rogamos, óyenos...) el monitor debe introducir la respuesta (por ejemplo: Oremos diciendo: <<Escúchanos Padre>>).
El libro debe abrirse por la cinta que normalmente estará separada claramente. Al final debe dejarse con la cinta colocada del mismo modo, y permanecer en el sitio esperando a que el sacerdote realice la conclusión para volver a su sitio, sin prisas.
A lo largo de esta catequesis hemos aprendido a diferenciar los distintos momentos de la Eucaristía, además de los puntos claves para realizar una buena lectura de la liturgia; el paso siguiente que debemos dar es llevarlo a la práctica.
A lo largo de esta catequesis hemos aprendido a diferenciar los distintos momentos de la Eucaristía, además de los puntos claves para realizar una buena lectura de la liturgia; el paso siguiente que debemos dar es llevarlo a la práctica.
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