domingo, 23 de junio de 2013

XIIº DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

El que quiera seguirme, que se niegue a sí mismo,cargue con su cruz cada día 
y se venga conmigo (Lc 9-23-24)



Hoy celebramos el XIIº Domingo del tiempo ordinario, y la celebración de hoy se engrandece muy especialmente por esa pregunta que Jesús hace permanentemente a todo aquel que le sigue: “Y ¿qué soy yo para ti? El cristiano ha de enfrentarse con la pregunta clave de su fe: ¿Quién es Jesús? Y de esta pregunta surge otra: ¿Quién es un auténtico seguidor de Jesús? 
Cristo nos invita hoy a admitir que somos los discípulos de un Mesías doliente. Nos invita, a tomar nuestra cruz cada día y seguir detrás de Él. Durante este Tiempo, el color litúrgico será el verde, que simboliza la esperanza del cristiano en su peregrinar hacia la casa del Padre.

En este domingo XII del Tiempo Ordinario las lecturas tienen presente al Mesías, al hijo de Dios que viene a salvarnos.El Espíritu cambia nuestros corazones y nos ayuda a reconocer  a Cristo, el cual nos incorpora en el bautismo, a su Cuerpo místico, que es su Iglesia. Al ser bautizados, somos revestidos de Cristo, de su amor, de su paz y de su gracia. Todos nosotros, estamos incorporados a Cristo unidos a una misma fe, un mismo Bautismo que nos une por medio del cual somos hermanos en él. No hay distinciones entre nosotros, somos uno en el Espíritu.  
Como nos dirá el evangelio de Lucas, Pedro profetiza, anunciando que Jesús de Nazaret es el Mesías. Cristo está con nosotros y para con nosotros. Cristo nos salva. Él nos espera con los brazos abiertos para acogernos y recordarnos cuánto nos quiere. 
Hoy Jesús se deja conocer como el Mesías, anunciando el plan de salvación de Dios en Él. Solo encontramos explicación desde la fe, esa fe que encontramos en la respuesta de Pedro, que hoy debe también ser la nuestra.<<Tú eres el Mesías de Dios>>
Esto exige que debemos seguir a Jesús cargando amorosamente con la cruz de cada día. Él nos guiará por el camino de la vida sosteniendo e iluminando cada uno de nuestros pasos.


Gracias, Dios Padre, porque eres puro amor,
estás en nosotros y te manifiestas al mundo
a través de la bondad que somos capaces de trasmitir.
Queremos imitarte, ser seguidores tuyos,
ser tu imagen, 
hacerte visible a los demás para que 
te descubran en nuestra vida y crean en Ti.
Gracias por iluminar y guiar nuestros pasos, por ayudadnos a llevar y sostener la cruz de cada día en nuestra vida volviéndote amorosamente nuestro Cirineo.
AMÉN



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