domingo, 7 de diciembre de 2014

II DOMINGO DE ADVIENTO. CICLO B

Nos reunimos de nuevo este domingo para celebrar el segundo Domingo de Adviento, encendiendo además la segunda vela de la corona de Adviento. En nuestro camino hacia la Navidad, hoy toma especial protagonismo un personaje importante del Evangelio: Juan, el Bautista. Él invitaba a la conversión, a preparar el camino del Señor. Juan bautizaba en el Jordán a aquellos que aceptaban el reto de un cambio en el corazón para prepararse a recibir al Mesías, al que tenía que venir.Nosotros, hoy, hacemos nuestra esta invitación, no dudemos en acoger a aquél que nos trae la paz.

La liturgia de este domingo pretende animarnos ante la llegada del Señor. No podemos recibirle de cualquier forma. Sin esperanza, no podemos recibir a Jesús; sentados y sin hacer nada, no podemos recibir al Señor; con nuestra vida desordenada, sin oración, sin austeridad, sin sentido común; no podemos recibir al Señor.

En la Primera Lectura ( Is.40,1-5.9-11) se nos presenta cómo entre los desterrados, aquellos llevados por la desesperanza, irrumpe una buena noticia: el anuncio gozoso de la liberación. El profeta Isaías anuncia esta Buena Nueva al pueblo de Israel, una palabra de esperanza de parte de Dios mismo, ya que viene a salvar a su pueblo. Son palabras cargadas de gozo y de alegría.

Con el Salmo (84) "Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación" el salmista canta esta actitud amorosa de Dios, esta benevolencia manifestada en la bendición y en la restauración de Israel, perdonando sus pecados, olvidando sus errores, conduciendo su vida. Nos quiere transmitir que la justicia de Dios se ejerce con bondad y ternura. 

En la Segunda Lectura (2ª P. 3,8-14) el apóstol Pedro, hace una llamada a la esperanza, habla de la paciencia de Dios y de que los tiempos del Señor no son los nuestros. Nos prepara para la llegada del Señor y nos pide que estemos en paz con Él. Confiamos en la promesa del Señor: ¡Él va a venir!

En el Evangelio (Mc 1,1-8) se nos presenta a Juan, el Bautista, profeta y hombre austero, que anuncia la venida del Mesías y, a cuantos así lo desean, los bautiza en el Jordán. Eso sí: invita a sus oyentes a convertirse y a preparar los caminos al que viene. El Mesías llevará a plenitud el proyecto de vida de Dios, esperado desde hace siglos. 


Hoy, como ayer, son muchos los caminos que están bloqueados y se hace difícil llegar hasta el Señor, que salva. El Bautista propone desbloquear el camino para que llegue el Salvador. La conversión allana los senderos, rompe las ataduras de la esclavitud, y reaviva la sed de Dios. Que sepamos romper con todas las ataduras de nuestra vida y estemos preparados para la pronta venida de Jesús.

La celebración finalizó con la presentación de los Zagalillos de San Francisco.


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