Toda la Iglesia está en duelo, expresado esto también en la ausencia de manteles y adornos, en el silencio de las campanas y en el espíritu de recogimiento. El misterio que celebramos hoy de la dolorosa Pasión de la muerte de nuestro Señor Jesucristo, es evidentemente una cruz dolorosa y sangrante, pero, a la vez,victoriosa y resplandeciente.
El sacerdote y el diácono revestidos de color rojo, simbolizando así, la sangre derramada por Jesucristo en la cruz, se postran frente al altar, con el rostro en tierra, recordando la agonía de Jesús.
Es un signo de profunda humildad,penitencia y adoración de toda la Iglesia, gesto que expresa la pequeñez del hombre ante la muerte del Señor.Es la imagen gráfica del respeto y de la humildad, es un retrato vivo de un hombre que se concentra en la oración, con humildad y con intensa fe ante el Misterio que va a celebrar.
En este día, la liturgia nos ofrece acercarnos a la grandiosidad del Amor, a la Solidaridad de DIOS, manifestado en Jesús de Nazaret. Y nosotros, los cristianos, seguidores de Jesús, miramos la cruz con admiración, con emoción y agradecimiento, e intentamos entender un poco más ese maravilloso misterio que encierra Jesús.
Mirad el árbol de la Cruz, donde
estuvo clavada la Salvación del mundo.
Venid a adorarlo.
Al adorar la cruz de Cristo, contemplamos el amor misterioso e inefable de Dios, para que a ejemplo de Jesucristo que dio la vida por nosotros, nos motivemos a vivir con alegría la cruz de Cristo, agradeciendo día tras día con nuestras buenas obras, ese amor tan grande de Jesús por cada uno de nosotros que se ha manifestado en su entrega hasta la muerte.
“Cristo, por nosotros, se sometió incluso a la muerte,
y una muerte de cruz. Por eso, Dios lo levantó sobre todo,y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»” (Flp 2, 8-9)
La gran lección de hoy es que Dios no es ajeno a nuestra historia, no es alguien impasible. Al contrario, en Cristo se ha acercado y ha experimentado lo que es sufrir, llorar y morir. Nos ha salvado desde la experiencia personal de la limitación. Con la celebración de hoy damos un paso hacia la Pascua, al triunfo definitivo de Dios, que mañana celebraremos.
Que esta celebración nos ayude a profundizar en el gran misterio del amor de Dios, pues ahí se fundamenta nuestra fe.
Que esta celebración nos ayude a profundizar en el gran misterio del amor de Dios, pues ahí se fundamenta nuestra fe.
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