La Jornada Mundial de las Misiones, conocida en España como DOMUND, se celebra en todo el mundo el cuarto domingo de octubre. Es una llamada de atención sobre la común responsabilidad de todos los cristianos en la evangelización e invita a amar y apoyar la causa misionera. Los misioneros dan a conocer a todos el mensaje de Jesús, especialmente en aquellos lugares del mundo donde el Evangelio está en sus comienzos y la Iglesia aún no está asentada.
Estos lugares son conocidos como Territorios de Misión, están confiados a la Congregación para la Evangelización de los Pueblos y dependen en gran medida de la labor de los misioneros y del sostenimiento económico las Obras Misionales Pontificias de todo el mundo. Mediante el DOMUND, la Iglesia trata de cubrir estas carencias y ayudar a los más desfavorecidos a través de los misioneros.
El DOMUND es el momento culminante de una corriente de animación misionera y de cooperación con las misiones que se realiza durante todo el año, pero de una manera muy especial durante el “Octubre Misionero”, el mes de las misiones.
El DOMUND es el momento culminante de una corriente de animación misionera y de cooperación con las misiones que se realiza durante todo el año, pero de una manera muy especial durante el “Octubre Misionero”, el mes de las misiones.
Este año, el lema utilizado en esta Jornada Mundial de las Misiones es: "Renace la alegría".
A continuación lo explicamos.
*RENACE: “Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría”, dice el papa Francisco al comienzo de Evangelii Gaudium. El fin de la actividad misionera es, precisamente, ayudar a extender esta alegría, anunciando a todos la posibilidad de nacer y renacer al encuentro con Dios. Un renacer a la vida de fe que, como tantas veces comprueban los misioneros, ha sido revelado a los pequeños.
*LA ALEGRÍA: Los misioneros, llenos de alegría, comparten con los más pobres su experiencia de encuentro con Cristo. Los que reciben este anuncio y abren su corazón a él, también acogen con alegría la Buena Noticia de la salvación. Francisco nos dice cuál es el origen de esta gran alegría: “El amor con el que el Padre ama al Hijo llega hasta nosotros y, por obra del Espíritu Santo, nos envuelve”; y además, nos invita a participar en ella: “¿Por qué no entramos también nosotros en este río de alegría?”.
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