viernes, 1 de noviembre de 2013

DÍA DE TODOS LOS SANTOS, 1 DE NOVIEMBRE

Hoy, día 1 de Noviembre, celebramos la Solemnidad de Todos los Santos, que están con Cristo en la gloria. En el gozo único de esta festividad, la Iglesia santa,peregrina en la tierra, celebra la memoria de aquéllos cuya compañía alegra los cielos, recibiendo así el estímulo de su ejemplo, la dicha de su patrocinio y, un día, la corona del triunfo en la visión eterna de la divina Majestad.

En los primeros siglos de vida de la Iglesia, había un día para recordar a los mártires. El Papa Bonifacio IV (608-615), transformó un templo griego en uno cristiano para dedicarlo al culto de “Todos los Santos”. Y fue en el año 840 cuando la festividad comenzó a celebrarse el 1 de noviembre.
Es una de las grandes fiestas de la Iglesia Universal en la se recuerdan 
y festejan a todos esos hermanos nuestros que sabemos que están junto a Dios acompañándole en la Gloria. 
Y no son, por supuesto, solo los canonizados oficialmente por la Iglesia, sino todos aquellos que pasaron por la vida haciendo el bien siguiendo a Nuestro Señor Jesucristo, personas que supieron trazar su vida sirviendo a Dios y a sus hermanos. Esta fiesta nos recuerda que todos, desde nuestro Bautismo, estamos llamados a la santidad en esta vida.

En el Evangelio de hoy (Mt 5,1-12a) Jesús, nos dice que las Bienaventuranzas son su propuesta para liberarnos de la felicidad artificial e incompleta que nos ofrece el mundo. 
Ellas nos recuerdan que somos ciudadanos del cielo; y la recompensa de vivirlas es única: ver a DiosTodos los cristianos tenemos un compromiso,trabajar para que el Don de Dios transforme nuestro corazón,nos haga instumentos de su paz para poder así construir, con nuestos hermanos, un mundo cada vez más humano. Además, Jesús, nos enseña un camino: las bienaventuranzas.  En ellas, encontraremos la luz necesaria para cargar con nuestra cruz, siguiendo fielmente a nuestro Señor Jesucristo.


Gracias, por la vida y el ejemplo de tantos Santos 
que pones a nuestro lado, para que nos estimulen 
a vivir el camino de las bienaventuranzas.
Danos fuerza para ser sembradores de paz. 
 Haznos valientes para luchar contra toda situación 
de marginación, injusticia, hambre, pobreza.
Transforma nuestro corazón egoísta en un corazón
misericordioso, que acoge, que consuela, que llora.
Gracias por llamarnos a ser santos y darnos 
tu apoyo constante para conseguirlo.
Amen.

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