Las lecturas de hoy, tienen ya un cierto sabor a Navidad. En el evangelio se reconoce a María como una mujer de la cual nacerá el Mesías esperado. Hoy se nos habla del cumplimiento de todas las profecías, de la Salvación que, por fin, llega a las puertas de la humanidad. Por fin, vemos a las claras, que la fidelidad de Dios una vez más se muestra universal, grande y amorosa.
En la Primera Lectura (Miq 5, 1-4a) el profeta Miqueas anuncia el nacimiento del Mesías. Nacerá en una pequeña y desconocida aldea llamada Belén. Congregará a todos los pueblos, les concederá la paz. Y es que la fuerza de Dios se manifiesta en lo pequeño, en lo sencillo.
Con el Salmo (79) "Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve " el pueblo de Israel le pedía a Dios que restaurase el Reino de Salomón con todo su esplendor, la viña es simbología de la familia. Para nosotros es un canto de esperanza ante la proximidad de la llegada del Señor Jesús.
En la Segunda Lectura (Hb 10, 5-10) según el autor de la Carta a los Hebreos, Cristo, único y verdadero Sumo Sacerdote, es el modelo que tenemos que seguir, si queremos ser cristianos; Él cumplió como nadie la misión que el Padre le encargó. Todos deberíamos ser capaces de poder decir como Él: “¡Aquí estoy para hacer tu voluntad!”.
En la Segunda Lectura (Hb 10, 5-10) según el autor de la Carta a los Hebreos, Cristo, único y verdadero Sumo Sacerdote, es el modelo que tenemos que seguir, si queremos ser cristianos; Él cumplió como nadie la misión que el Padre le encargó. Todos deberíamos ser capaces de poder decir como Él: “¡Aquí estoy para hacer tu voluntad!”.
En el Evangelio (Lc 1,39-45) nos describe el encuentro de dos Madres que esperan con gozo el nacimiento de sus hijos. María ha acogido en su seno la Palabra, ha puesto su persona en manos de Dios, y se pone en camino para ayudar a Isabel en su necesidad. Hermoso relato y profundamente humano.
Como María, Señor.
Queremos salir al encuentro de los demás,
olvidarnos un poco de nosotros mismos.
Descubrir las necesidades de las personas.
Como María, Señor.
Queremos vivir con alegría nuestra fe,
dando de lo mucho que nos das.
Caminando por tus senderos
Como María, Señor.
Seremos portadores de tu nombre,
anunciadores de tu Reino,
amigos de los pobres y sencillos.
Como María, Señor.
AMEN
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