Hoy las lecturas tienen un mismo hilo conductor: todo nos lleva a Jesús. En la primera, veremos como la sabiduría, está junto a Dios. En la segunda San Pablo nos presenta un bonito himno en el que nos recuerda que, Dios, nos salva a todos por medio de Jesucristo. Finalmente, en el Evangelio, una vez más nos quedaremos emocionados cuando contemplemos que Dios se revela definitivamente en Jesucristo.
El Salmo (147) "La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros" que cantamos hoy procede del prólogo del Evangelio de San Juan de este domingo. Este Salmo era para los judíos de tiempos de Jesús una exaltación de Dios como salvador de los pobres y de los humildes.Todo se hizo por medio de la Palabra para salvarnos del pecado y encaminarnos a un camino nuevo guiado por Jesucristo.
En la Segunda Lectura (Ef 1, 3-6. 15-18) el apóstol Pablo nos ofrece una profunda reflexión sobre la Iglesia, nuevo Pueblo de Dios, y lo presenta como un proyecto concebido por Dios desde los orígenes de la historia. Y es que Dios, por la fuerza de su amor, nos ha predestinado en Cristo a ser sus hijos.
Viniste al mundo, Señor, y p
or venir hasta nosotros,
nos sentimos afortunados y dichosos:
¡Nunca nos había ocurrido algo parecido!
¡No te vayas, Señor!
¡Quédate junto a nosotros, Señor!
¡Deja que sigamos adorando tu divinidad!
¡Permite que te dejemos los dones
de nuestra fe, esperanza y caridad!
¡
Viniste al mundo, Señor
!
Y, desde que has llegado,
este mundo
ha encontrado una ventana
que nos abre
de nuevo a la esperanza y a la paz.
Gracias, Señor
¡HAS VENIDO…Y NOS BASTA!
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