Fue una excelente ocasión para hacerles entender que todos somos iguales y debemos acoger a nuestros hermanos sin mirar del país que sean, pues somos hijos de un mismo Padre, Dios, que por amor nos ha creado, y nos ama a cada uno por igual sin distinciones.
El obispo diocesano manifestó como parte de la homilía que con esta Eucaristía “celebramos la acogida de todos estos inmigrantes, por los que la Iglesia tiene tanta preocupación”. Mons. Zornoza expresó que si tuviera que resumir el mensaje de Jesús hoy, “habría que hacerlo con las palabras de Shakespeare ‘ser o no ser’. Jesús ha venido al mundo a invitarnos a una vida nueva mediante la conversión y la fe. Jesús predica y dice ‘ha llegado el momento de convertíos y de creer en el Evangelio’, el Reino de Dios está en medio de nosotros”. Por otro lado, el obispo de Cádiz y Ceuta afirmó que “el hombre que no tiene a Dios cae en el materialismo, mientras que el que sabe el valor de Dios puede desprenderse de las cosas sin estar sometido a la intrascendencia. En nuestra sociedad, cuando se cae en la inmundanidad, las personas dejan de tener el valor que Dios les da”. En cuanto al grave problema de la inmigración, Mons. Rafael Zornoza aseguró que “es un problema global difícil de resolver, pero tenemos que ser capaces de acoger a todos como dice el lema de la campaña de la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado de este año, Iglesia sin fronteras, Madre de todos, porque ante todo somos hijos de Dios. En manos del Señor seremos instrumentos de salvación para los demás”.
La celebración, que estuvo amenizada con cantos y bailes típicos africanos, contó con la participación de numerosos inmigrantes que residen en la diócesis, muchos de ellos ataviados con la vestimenta regional de su país.
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Fue una Eucaristía muy especial, en la que todos fuimos llamados a ver que la Iglesia no tiene fronteras, todos somos hermanos y convivimos como una gran familia guiadas por el amor de Dios, nuestro Padre, que nos elige y nos llama a cada uno por nuestro nombre.
Al finalizar la celebración eucarística, el grupo, fue a saludar al Sr. Obispo de Cádiz y Ceuta,y tras esta visita, participamos junto a todos los congregados allí, en la convivencia organizada por el secretariado diocesano de Migraciones, en el Centro Tartessos de Cádiz, en la que se compartió una paella.
Al finalizar la celebración eucarística, el grupo, fue a saludar al Sr. Obispo de Cádiz y Ceuta,y tras esta visita, participamos junto a todos los congregados allí, en la convivencia organizada por el secretariado diocesano de Migraciones, en el Centro Tartessos de Cádiz, en la que se compartió una paella.
Llámame, Señor, y seré feliz por colaborar contigo
Llámame, Señor, y contigo iré.
¡Gracias, Señor!