En la Primera Lectura (Ez 17, 22-24) el profeta Ezequiel, comunica a los exiliados los planes de salvación que Dios tiene. De esta manera, quiere animarles a esperar la vuelta a la patria y, a partir de ahí, vivir en fidelidad a la Alianza. El profeta utiliza un lenguaje poético, hablando de árboles frondosos, de ramas y de frutos abundantes, para manifestar esos planes de Dios, y es que Dios los va a hacer realidad.
El Salmo(91) "Es bueno darle gracias al Señor",condensa el agradecimiento del pueblo a Dios. La misericordia divina ayuda a florecer las buenas obras en los hombres y mujeres que siguen y aman al Señor.
En la Segunda Lectura (2 Co 5, 6-10) San Pablo, proclama su confianza en la donación que Dios dará a los que permanecen fieles a su Palabra y se esfuerzan, en todo momento y ocasión, en agradar al Señor y seguir sus caminos.
En el Evangelio (Mc 4, 26-34) San Marcos reúne dos parábolas referidas a las semillas. Describe el Señor Jesús el camino de crecimiento de las mismas, a veces sin que el agricultor sepa bien como, para convertirse en árboles donde pueden anidar las aves. Así es la Palabra de Dios, que depositada como semilla en nuestros corazones va creciendo y creciendo hasta convertirse en un árbol firme.
Contigo, Señor, sembraremos,
ilusiones y esperanzas en un mundo que llora perdido.
Contigo, Señor, sembraremos,
alegría y fortaleza ante los hombres que caen en la tristeza.
Contigo, Señor, sembraremos,
amor al cielo cuando digan que Tú no existes.
Contigo, Señor, sembraremos,
tu mano protectora cuando tantas manos ya no ayudan.
Contigo, Señor, sembraremos,
tu presencia salvadora cuando nos encontremos perdidos.
Contigo, Señor, sembraremos,
optimismo y futuro ante un presente fracasado.
Contigo, Señor, sembraremos,
sencillez y pobreza antes que la riqueza que nos degrada.
Contigo, Señor, sembraremos.
AMEN
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