domingo, 14 de junio de 2015

XIº DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO B

Celebramos hoy el XI Domingo del Tiempo Ordinario, tras celebrar las grandes fiestas de nuestra fe ( las solemnidades de la Santísima Trinidad y Corpus Christi), nos ponemos a caminar tras las huellas de Jesús, porque sabemos, por experiencia, que es el único camino que nos va a llevar al encuentro con Dios mismo con los dones que constantemente nos ofrece y nos brinda. En este encuentro con el Padre, descubriremos y experimentaremos el inmenso gozo de la simiente, la Palabra de Dios, que Jesús ha sembrado en nosotros y en nuestro mundo. Una semilla pequeña que cae en el corazón humano y que con la ayuda del Espíritu Santo se fecunda, crece y da mucho fruto. 

Dios siempre nos da fuerza en medio de las dificultades y, San Pablo, nos recuerda que por ello mismo nos aguarda la vida futura. Mientras tanto tendremos que hacer algo por Jesús, por Dios, por el Espíritu. Finalmente en el evangelio vamos a escuchar como Dios, hace de cada uno de nosotros, un grano de su siembra. Tal vez no nos demos cuenta pero, aquí y ahora, el Señor sigue sembrando con su amor y con paciencia a través de nosotros.

En la Primera Lectura (Ez 17, 22-24) el profeta Ezequiel, comunica a los exiliados los planes de salvación que Dios tiene. De esta manera, quiere animarles a esperar la vuelta a la patria y, a partir de ahí, vivir en fidelidad a la Alianza. El profeta utiliza un lenguaje poético, hablando de árboles frondosos, de ramas y de frutos abundantes, para manifestar esos planes de Dios, y es que Dios los va a hacer realidad.

El Salmo(91) "Es bueno darle gracias al Señor",condensa el agradecimiento del pueblo a Dios. La misericordia divina ayuda a florecer las buenas obras en los hombres y mujeres que siguen y aman al Señor.

En la Segunda Lectura (2 Co 5, 6-10) 
San Pablo, proclama su confianza en la donación que Dios dará a los que permanecen fieles a su Palabra y se esfuerzan, en todo momento y ocasión, en agradar al Señor y seguir sus caminos.

En el Evangelio (Mc 4, 26-34) San Marcos reúne dos parábolas referidas a las semillas. Describe el Señor Jesús el camino de crecimiento de las mismas, a veces sin que el agricultor sepa bien como, para convertirse en árboles donde pueden anidar las aves. Así es la Palabra de Dios, que depositada como semilla en nuestros corazones va creciendo y creciendo hasta convertirse en un árbol firme. 


Contigo, Señor, sembraremos,
ilusiones y esperanzas en un mundo que llora perdido.
Contigo, Señor, sembraremos,
alegría y fortaleza ante los hombres que caen en la tristeza.
Contigo, Señor, sembraremos,
amor al cielo cuando digan que Tú no existes.
Contigo, Señor, sembraremos,
tu mano protectora cuando tantas manos ya no ayudan.
Contigo, Señor, sembraremos,
tu presencia salvadora cuando nos encontremos perdidos.
Contigo, Señor, sembraremos,
optimismo y futuro ante un presente fracasado.
Contigo, Señor, sembraremos,
sencillez y pobreza antes que la riqueza que nos degrada.
Contigo, Señor, sembraremos.
AMEN

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