Hoy el Señor nos llama a todos a conocerlo, a amarlo, a poner toda nuestra confianza en el poder de su gracia, y nos convoca a todos los bautizados, como lo hiciera hace dos mil años a sus primeros discípulos, a ser sus apóstoles, los evangelizadores que Él necesita para que trabajemos en el mundo y su Evangelio llegue a todos los hombres.
Cuando Jesús de Nazaret elige a sus discípulos les da especiales fuerzas para creer en Él y seguirle. El ejemplo de la pesca milagrosa, que nos narra hoy el Evangelio de Lucas, es una prueba clara de ese apoyo. Pedro acepta la orden de Jesús y obtiene una pesca enorme, sencillamente milagrosa. Hemos de confiar en Jesús y no tener miedo porque Él, como a Pedro, nos ayudará en el momento más necesario.
Es justo bendecirte, Padre, porque, como a los apóstoles,
Cristo nos llamó por nuestro nombre a su seguimiento por la fe.
Por el bautismo tú nos has incorporado al cuerpo de Cristo
y nos has hecho templos del Espíritu y miembros de tu Iglesia.
¡Gracias, Señor!
Ilumínanos, Señor, con el Espíritu de tu verdad,
para que entendamos qué es ser discípulo auténtico de Jesús.
Y haznos fuertes para testimoniar los valores del Evangelio.
Jesús queremos seguirte y responder a tu llamada
como lo hicieron los apóstoles.
Nos fiamos de tu Palabra, queremos ser tus amigos,
para recibir el amor de Dios que tú nos traes y
así hacer crecer tu Reino en esta tierra.
¡Gracias por guiar siempre nuestros pasos¡
Amén
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