domingo, 12 de enero de 2014

SOLEMNIDAD DEL BAUTISMO DEL SEÑOR

Hoy es el último día del tiempo de Navidad. Aquel niño que adorábamos en Belén con los ángeles y los pastores, aquel niño que se manifestaba a los magos que venían de tierras lejanas guiados por una estrella, hoy lo contemplamos ya como un hombre adulto, que se acerca al río Jordán con todos los que querían recibir el bautismo de conversión que Juan predicaba. Y allí, en aquel ambiente defe, Dios manifiesta públicamente que Jesús es su enviado, su Hijo. Y Jesús comienza, desde aquel momento, su misión.

En las lecturas de hoy, escuchamos una revelación más de Jesús como Mesías. Aquel que ha venido a salvarnos inicia la misión de darnos a conocer a Dios como nuestro Padre.

En la Primera Lectura (Is 42,1-4.6-7) el profeta Isaías,nos describe al Mesías como lo es siempre Dios, que no llega en el viento impetuoso, sino en el susurro. No romperá la caña tronchada, dice. Éste se presenta como el Mesías esperado: Él es quien ilumina y libera. Es un bello retrato de Jesús que hemos de escuchar con especial atención.

El Salmo (28) "El Señor nos bendice con la paz", nos muestra la fuerza y grandeza de Dios. Y desde su poder, ofrece la salvación a todos los hombres y mujeres del mundo.

La Segunda Lectura (Hch 10, 34-38) es el comienzo del discurso de Pedro después de la conversión de Cornelio, el centurión romano, él teniendo en cuenta la mentalidad judía,estableció un principio que a nosotros puede parecernos elemental: Ante Dios no hay acepción de personas. Es Pedro quien describe ahora a Jesús: pasó su vida haciendo el bien y liberando a los oprimidos por el diablo. No existen para él, discriminaciones sociales o raciales o de cualquier tipo. Todos somos iguales ante los ojos de nuestro Padre Dios.

En el Evangelio (Mt 3, 13-17) Mateo nos presenta la escena del bautismo del Señor. Juan no quiere bautizar a Jesús porque sabe que no tiene pecado, pero el Señor se presta al bautismo como un pecador más, conforme a la voluntad de Dios. Dios quiso que Jesús se asemejase a aquellos a los que venía a salvar,a cada uno de nosotros, que fuese su siervo por excelencia, que debería entregarse por todos en la humildad.Y es Juan, el Bautista, junto con todos los presentes quiénes van a ver y oír la fuerza de la Trinidad, del Dios uno y Trino.

En esta fiesta del Bautismo del Señor, somos invitados a reafirmar nuestra fe en Jesús, nuestra voluntad de seguirle, nuestra convicción profunda de que él es, realmente, para todos nosotros, el camino que nos conduce a la verdadera vida. 

Jesús, nos hizo parte suya por el Bautismo. 
Vivamos con alegría este don y, como él, 
pasemos por el mundo haciendo el bien. 
Nuestra misión comienza. 
Que acompañados por nuestra Madre María
 y agradecidos a Dios por nuestro Bautismo, 
nos mantengamos siempre fieles a nuestra fe 
y unidos a nuestros hermanos.

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