domingo, 19 de enero de 2014

IIº DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO A.

Celebramos hoy el IIº Domingo del Tiempo Ordinario y si tuviéramos que poner un nombre a este día, le pondríamos "El día de la llamada y la misión". Estas acciones las veremos de una forma clara en las lecturas que escucharemos, las que nos presentan a tres personas y la misión de cada uno de ellos, estos son:Isaías, Juan el Bautista y el apóstol Pablo, todos recibieron el llamado en momentos especiales del Pueblo de Dios. Los oprimidos esperaban ansiosamente la presencia del Mesías, del Salvador. Isaías debe reunir al pueblo de Dios y ser luz de las naciones. Pablo se identifica como apóstol, porque ha sido llamado por voluntad de Dios. Juan el Bautista indica que Jesús es el Mesías esperado por Israel que los librará de la opresión del mal y del pecado. Señala a Jesús como aquel que nos va a mostrar el camino hacia Dios.

Siguiendo la línea del domingo pasado, la liturgia nos sigue aclarando quién es este “predilecto de Dios”, que ha sido bautizado en el Jordán; Él mismo empezará a hablarnos en cualquier momento y sabremos con fidelidad su modo de entender la vida, su comprensión de Dios, de la oración, de la fraternidad. Todo este mensaje nos pone a los creyentes en actitud de ACOGIDA, de ESCUCHA ante el acontecimiento de Jesús, a fin de interiorizar aquello que nos va proponiendo y ofreciendo. De esta forma, Él nos irá CONFIGURANDO para ser continuadores de su obra, del proyecto de Dios.

En la Primera Lectura (Isaías 49, 3. 5-6) el profeta Isaías nos habla de la elección del Siervo de Dios y de la misión que Dios le confiere:reunir a Israel y ser luz de las naciones para que la salvación alcance hasta los confines de la tierra.

Con el Salmo,"Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad"
expresamos nuestra confianza fiel y plena en nuestro Padre Dios que guía nuestro camino y sabe lo mejor para nosotros.

En la Segunda Lectura (1 Corintios 1, 1-3) Pablo se presenta como el llamado a ser apóstol y saluda a la comunidad de Corinto, Iglesia de Dios. Nadie se hace apóstol por su propia fuerza, sino por la de Aquel que llama para ser testigo de su amor y de su gracia. Los miembros de la comunidad son llamados a ser santos y a dar testimonio de la santidad de Dios en cualquier lugar y momento de la vida.

En el Evangelio (Juan 1, 29-34) Juan, el Bautista,nos presenta a Jesús como “el que quita el pecado del mundo” y está anunciándonos que Dios está de nuestro lado frente al mal. La declaración acerca de Jesús, por parte del Bautista, es una invitación a los hombres y mujeres de todos los tiempos: nos hace saber que en Jesús se encuentra la vida, que por él podemos liberarnos de la opresión y del pecado.

En Jesús, Dios ofrece su amor, su apoyo, para liberarnos del mal y vivir en plenitud. Para gustar y saborear a Dios no basta teorizar sobre Él; es necesario beber del Espíritu, ser bautizado con el Espíritu, ser sumergido en el Espíritu.

Gracias, Señor, por la misión que nos confías:
ser con Cristo signo y sacramento de tu amor al hombre.
Ayúdanos a mostrar en nuestro día a día
que Jesús resucitado ha vencido 
el pecado en nuestra vida,
que hemos adoptado como nuestros 
sus criterios y actitudes.
y que todo nuestro empeño es anunciar a todos 
con nuestras obras que el amor de Dios 
habita en nuestro corazón.

Amén.

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