lunes, 3 de junio de 2013

IX DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO: CORPUS CHRISTI, SANTÍSIMO CUERPO Y SANGRE DE CRISTO


Celebramos hoy, el domingo IX del Tiempo Ordinario, la Solemnidad del Cuerpo y Sangre de Nuestro Señor Jesucristo
Es, asimismo, la fiesta del Amor y en la que Jesús cumple su promesa de estar siempre entre nosotros. La Iglesia, plena de alegría, muestra por calles y plazas ese extraordinario milagro: un Dios y Redentor nuestro permanece con nosotros bajo las especies del Pan y del Vino. También, hoy celebramos el “Día de Caridad”. Caridad es amor. Y hemos de afanarnos en el cuidado de nuestros hermanos aquellos que más lo necesitan, en lo espiritual y en lo material.

En este domingo, el Señor nos señala que la fe, es un don de Dios, para todos los pueblos, que el auténtico milagro de amor consiste en suscitar la fe con las buenas obras y termina en la abertura hacia el misterio salvador de Dios, que ha introducido en el mundo su justicia salvadora. Esto se nos reafirma indicándonos que todos,sin distinción alguna, somos hijos de Dios.

El evangelio de hoy, nos narra la multiplicación de los panes y de los peces, que es alimento milagroso que Jesús dio a quienes más lo necesitaban. El mismo Jesús que realiza este milagro, se nos manifiesta como el verdadero Pan de Vida, que sacia nuestra hambre y la de nuestros hermanos.Y es lo que nosotros recibimos en la Eucaristía el Cuerpo y la Sangre de Cristo como alimento de vida eterna.


El Corpus Christi, fiesta del Cuerpo y la Sangre del Señor, es para nosotros un motivo que nos invita a creer y cuidar la presencia de Cristo en el pan y en el vino. Además, si somos fieles seguidores de Jesús, tendremos que intentar ser semillas de amor, trabajar por la paz y la fraternidad allá donde estemos. Este Año de la Fe así nos lo recuerda: hay que dar razón de aquello que creemos.



¡ Cristo Eucaristía!
que nos has dejado tu Cuerpo y tu Sangre,
bajo las especies del pan y del vino,
como sacramento de vida y salvación,
como signo real de que sigues presente en tu Iglesia.
 Haz de cada uno de nosotros, 
las más auténticas custodias que nunca se cansen
 de anunciar por todo el mundo que sigues viviendo
 y permaneciendo eternamente presente en 
el gran milagro de la eucaristía.
Desde nuestras limitaciones y debilidades, 
 te pedimos, que con este Sacramento transformes nuestro ser 
para que nos parezcamos a ti.
Que seamos capaces de entregarnos,
para servir a nuestros hermanos, como lo hiciste Tú.
Que nos des la fuerza necesaria para la gran tarea,
de lograr que la Eucaristía, sea realmente,
el centro de nuestra vida,
y así todos en comunión, servirnos, amarnos 
y perdonarnos como hermanos.
AMEN.

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