En este XIIIº Domingo del Tiempo Ordinario, Jesús enseña, sobre las exigencias que tiene su seguimiento. ¿Os habéis parado a pensar si, de verdad, somos discípulos de Jesús? ¿No os parece que, de vez en cuando, nos conformamos con decir que somos cristianos pero, a la hora de la verdad, se nos nota muy poco que defendemos las cosas de nuestro amigo Jesús por miedo a ser perseguidos por creer en él?
Hoy, el Señor, nos reúne de nuevo compartiendo su pan con cada uno de nosotros, pan de vida que nos salva. Nos llama a la conversión,a vivir cumpliendo su voluntad, y nos alienta a seguirle fielmente. Hemos de ser vehículos que lleven al mundo el amor de Dios, el amor que Cristo nos tiene. ¿Seremos capaces?
Seguir a Jesús es el corazón de la vida cristiana, es una gran alegría, que nos une en un solo cuerpo y en un solo espíritu.
En la primera lectura de hoy, Eliseo decide servir a Dios, renuncia a su vida pasada, sacrifica sus animales como símbolo de su plena libertad. La decidida actitud de Eliseo es símbolo del seguimiento radical que Cristo espera de nosotros.
El salmo se hace eco de la actitud de Eliseo proclamando esta oración: Tú, Señor eres el lote de mi heredad.
Hoy, el Señor, nos reúne de nuevo compartiendo su pan con cada uno de nosotros, pan de vida que nos salva. Nos llama a la conversión,a vivir cumpliendo su voluntad, y nos alienta a seguirle fielmente. Hemos de ser vehículos que lleven al mundo el amor de Dios, el amor que Cristo nos tiene. ¿Seremos capaces?
Seguir a Jesús es el corazón de la vida cristiana, es una gran alegría, que nos une en un solo cuerpo y en un solo espíritu.
En la primera lectura de hoy, Eliseo decide servir a Dios, renuncia a su vida pasada, sacrifica sus animales como símbolo de su plena libertad. La decidida actitud de Eliseo es símbolo del seguimiento radical que Cristo espera de nosotros.
En la segunda lectura, Pablo, en su carta a los Gálatas nos dice que el cristiano es libre: la vocación cristiana es vocación a la libertad; la libertad se expresa y alcanza su plenitud en el amor, nos advierte que la verdadera libertad, la que viene del Espíritu, libera de la esclavitud de la carne y del egoísmo.Somos llamados a vivir en libertad. Lo lograremos si nos dejamos conducir por el Espíritu de Dios. Quien esta animado por el Espíritu no se evade, sino que asume los retos cotidianos del servicio y el amor fraterno.
En el Evangelio de hoy, Jesús nos enseña la radicalidad del seguimiento que espera de nosotros. El seguimiento de Jesús exige disponibilidad para aceptar la inseguridad, pues la seguridad solo viene de Dios. El anuncio del Reino no permite titubeos ni esperas, quien es llamado se compromete sin dudar, seguramente al igual que estos tres personajes del evangelio nos asusta tal radicalidad; pero Jesús viene a animarnos y nos insta a confiar en su amor.
En resumen, la Palabra de Dios nos hace una llamada a vivir una vida Cristiana auténtica, centrada en lo que realmente es importante,seguir a Dios despojándonos de lo material e innecesario,de todo aquello que nos separa de él con la ayuda del Espíritu Santo.
Lo fundamental para el cristiano es vivir de acuerdo a las enseñanzas de Cristo, siguiendo sus huellas por el camino de la verdad y la vida.
Si me llamas, Jesús, que responda ¡SI!
Si veo el mundo vacío de Ti, que yo lo llene de tu amor
Si me invitas a tomar la cruz, que la coja sin temor
y vaya a tu encuentro con confianza.
Si pronuncias mi nombre, que no piense que va por otro.
Si me cuesta dar, que piense en lo mucho que Tú
me ofreces cada segundo de mi vida
Si me exiges seguirte de verdad, que no busque
mil excusas para no hacerlo
Si observas mi vida cristiana,
que la encuentres como Tú quieres
Si necesitas mi voz, aprovéchala para que seas conocido
Si necesitas mis pies, anímalos para recorrer
tus caminos y siga tus huellas
Si necesitas mi inteligencia, confórmala con el evangelio
Si necesitas mis ojos, que mire con alegría al futuro
Si necesitas mi corazón, transfórmalo con tu verdad
y hazlo puro y limpio.
Si no estás de acuerdo con algo de mi vida,
dame un poco de tiempo para mejorarlo.
Si me ves agitado porque no recojo frutos, dame paciencia para perseverar en ellos y cálmame con la esperanza
de que confiando siempre en Ti ,
en tu amor,de mi vida brotará fruto abundante.
Amén