La Eucaristía vespertina del Jueves Santo inaugura ya la celebración de la Pascua del Señor. En ella, la Iglesia conmemora aquella última Cena en la cual el Señor Jesús instituyó el sacramento de la Eucaristía como anticipo y memorial de su entrega en la cruz.
Hoy celebramos el Jueves Santo, día del amor fraterno, haciendo memoria de lo que hizo Jesús en la ultima Cena. Nos donó su cuerpo y su sangre, de esta manera instituyó la Sagrada Eucaristía como sacramento de la Pascua cristiana, el sacerdocio ministerial, y el gran mandamiento del amor. Un amor que expresa el servicio humilde y gratuito, amor en plenitud, en que Jesús dona su vida para la salvación de la humanidad entera.
El cuerpo y la sangre de Jesús constituyen el sello de la Nueva Alianza, una alianza que permanecerá hasta la segunda venida del Señor. "Cada vez que comemos de este pan y bebemos de este cáliz, anunciamos tu muerte, Señor, hasta que vuelvas". La Eucaristía es la garantía de nuestro éxodo de cada día. La institución de la Eucaristía es el gesto de amor más grande del Señor hacia su pueblo: no deja sólo un recuerdo, sino que él mismo se nos da como alimento para que superemos nuestras debilidades y no nos desanimemos en nuestro caminar diario.
Jesús en el pasaje del Evangelio,se despide de sus discípulos en forma solemne, con un gesto y ejemplo de servicio que será la principal característica de la misión apostólica. Expresa su amor a los discípulos, haciéndose siervo, les lava los pies. Con este gesto, nos enseña a servir con humildad y de corazón a los demás. Este es el mejor camino para seguir a Jesús y para demostrar nuestra fe en Él. Debemos vivir como servidores unos de otros.
En nuestros días, el sacerdote conmemora, el gesto que Jesús tuvo hacía sus discípulos lavando los pies a doce personas,como signo de amor, humildad y servicio a los demás.
...Pues si yo, el señor y el maestro, os he lavado los pies, también vosotros os los debéis lavar unos a otros. Yo os he dado ejemplo, para que hagáis vosotros lo mismo que he hecho yo. (Jn 13 1-15)
Lavar los pies al otro es hacerse servidor de todos con amor.
Tras la Eucaristía se trasladó el santísimo al sagrario, donde hubo un tiempo de oración.
Tras la Eucaristía se trasladó el santísimo al sagrario, donde hubo un tiempo de oración.
Jesús Maestro, te doy gracias y bendigo
la inmensidad de tu amor por el gran
regalo de la Eucaristía.
Por amor
actualizas y renuevas en
ella el misterio pascual,
te das como alimento
en la comunión
y permaneces
con nosotros en el sagrario.
Que te sienta presente en la Eucaristía;
que yo saque aguas con gozo de las
fuentes de la salvación.
Que comprenda y viva cada vez mejor
la Eucaristía,que te reciba siempre con fe y amor,
y que pueda visitarte diariamente en este sacramento.
Amén
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