Esta historia,nos ayuda en las situaciones en las que los niños sienten miedo: por la noche, por la oscuridad, porque tienen pesadillas...para que se sientan protegidos y confíen en que cada uno de nosotros tenemos un Ángel Guardián que Jesús nos ha enviado para que nos acompañe y nos cuide todos los días de nuestra vida.
Una noche, Estrella se levantó muy asustada y corrió al cuarto de sus papás.
Su mamá le preguntó:
-¿Qué te pasa Estrellita?
-Estaba soñando cosas feas, mami, contestó.
Entonces, su mamá le contó, el cuento del Angelito de la Guarda:
Andaba en el cielo un angelito muy solito y muy triste porque no le había tocado bajar a la tierra a cuidar de ningún niño, cuando de repente, lo llamó Dios y le dijo:
-Te corresponde bajar y cuidar a Santiago.
Se puso tan contento, que al salir, se le olvidó preguntar qué tenía que hacer. Corrió tan deprisa que llegó a la Tierra más rápido que un avión.
Cuando se presentó ante Santiago, le dijo su nombre y le extendió la mano, pero Santiago no le hizo caso; el angelito se puso muy triste, pero volvió a intentarlo y Santiago volvió a ignorarlo.
¿Sabes por qué? Porque Santiago no podía ver a su angelito de la guarda, porque los ángeles no tienen cuerpo, son como el aire, no se ven.
Cuando el angelito se dio cuenta de esto, se puso a pensar cómo iba a avisarle a Santiago que ya estaba con él y de pronto se le ocurrió una idea: como Santiago sí tenía cuerpo, cabeza y una mente con la que pensaba y soñaba, se metería en sus sueños y le avisaría que ya estaba ahí. Esa noche, Santiago soñó que un angelito hablaba con él y que le decía que lo iba a cuidar de día y de noche.
A partir de ese momento, Santiago dejó de sentir miedo, porque sabía que tenía un amigo guardián, muy cerca de él, aunque no lo pudiera ver.
Cuando Estrella terminó de oír el cuento, rezó la oración del ángel de la guarda que su mamá le había enseñado:
Ángel de mi guarda, No me dejes solo,
dulce compañía, sé en todo mi guía;
no me desampares sin Ti soy chiquitito
ni de noche ni de día y me perdería.
Las horas que pasan, Ven siempre a mi lado,
las horas del día, tu mano en la mía
si tú estás conmigo ¡Ángel de la guarda
serán de alegría. dulce compañía!
Después de rezar esta oración, se fue a dormir muy contenta y, ¿sabéis qué pasó?
Que soñó con su angelito guardián y desde entonces, tampoco ella tiene miedo en las noches.
FIN
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