Del Evangelio según san Mateo:
Este evangelio nos presenta el plan de vida que Jesús propone a los que le escuchan y quieren seguirle. Podemos ver, en la figura del Beato Fray Leopoldo, a quien dedicamos este triduo, como Dios por su gracia la ha hecho carne en él.
Padrenuestro
“Viendo la multitud, subió al monte; y sentándose, vinieron a él sus discípulos. Y abriendo su boca les enseñaba, diciendo:
Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación. Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros”.
Reflexión:
Este evangelio nos presenta el plan de vida que Jesús propone a los que le escuchan y quieren seguirle. Podemos ver, en la figura del Beato Fray Leopoldo, a quien dedicamos este triduo, como Dios por su gracia la ha hecho carne en él.
Como un nuevo Moisés, Jesús expone desde lo alto de un monte la nueva ley de su Reino. Es el "Sermón de la montaña", que comienza con las Bienaventuranzas. Todas ellas se resumen en la primera: la de los pobres de espíritu, aquellos que lo dejan todo para seguir e imitar a Cristo. Así vemos al Beato de Alpandeire con su talega acuestas viviendo de la providencia.
Ya en el Antiguo Testamento, la pobreza voluntaria como signo de humildad, sinceridad y mansedumbre era la característica fundamental del pueblo de Israel, de ese pueblo que debía recibir en su seno al Mesías. Y en el Evangelio de hoy se nos presentan las Bienaventuranzas.
Ya en el Antiguo Testamento, la pobreza voluntaria como signo de humildad, sinceridad y mansedumbre era la característica fundamental del pueblo de Israel, de ese pueblo que debía recibir en su seno al Mesías. Y en el Evangelio de hoy se nos presentan las Bienaventuranzas.
¿Cuántas veces hemos escuchado a mucha gente, y tal vez nosotros mismos decir que "lo importante es tener salud"?
Sin embargo, existe mucha gente sana que se siente tremendamente desdichada y por otro lado, hay muchos enfermos y a veces gravemente enfermos, que se sienten felices.
Vivir humildemente y en la providencia de Dios es una de las características más importantes del Beato Fray Leopoldo.
En el Evangelio, encontramos la visión de Dios sobre el hombre y sobre el mundo. Y esta mirada de Dios, en muchos casos, no coincide con la nuestra. En este Evangelio, Jesús parece poner todo patas arriba: llama a los que lloran y a los que son perseguidos e insultados: felices.
Sin embargo, existe mucha gente sana que se siente tremendamente desdichada y por otro lado, hay muchos enfermos y a veces gravemente enfermos, que se sienten felices.
Vivir humildemente y en la providencia de Dios es una de las características más importantes del Beato Fray Leopoldo.
En el Evangelio, encontramos la visión de Dios sobre el hombre y sobre el mundo. Y esta mirada de Dios, en muchos casos, no coincide con la nuestra. En este Evangelio, Jesús parece poner todo patas arriba: llama a los que lloran y a los que son perseguidos e insultados: felices.
¿Será que no tenemos la misma mirada de fe y por eso lo vemos todo patas arriba?
El Señor quiere abrir los ojos, y nos enseña el verdadero camino de la felicidad. El Sermón de la Montaña, es una especie de catecismo elemental de vida cristiana, y empieza justamente con un preámbulo, que son las Bienaventuranzas.
Así como Moisés al formar el pueblo de Dios subió a una montaña, lugar tradicional de la manifestación de Dios, así mismo lo hizo Jesús. Sentado, en actitud de enseñar, así como Moisés, Jesús proclama solemnemente la Ley, pero en una nueva formulación.
Jesús es el nuevo y el verdadero Moisés, que exige una "Justicia superior a la de la Antigua Alianza para entrar en el Reino de los Cielos". La Voluntad de Dios que se manifiesta en este célebre Sermón, vale para todos. El evangelio menciona a una multitud, judíos y paganos, venidos de todas partes.
Las Bienaventuranzas, son a la vez promesa y exigencia.
Jesús declara dichosos a los que normalmente son considerados desgraciados.
El Señor quiere abrir los ojos, y nos enseña el verdadero camino de la felicidad. El Sermón de la Montaña, es una especie de catecismo elemental de vida cristiana, y empieza justamente con un preámbulo, que son las Bienaventuranzas.
Así como Moisés al formar el pueblo de Dios subió a una montaña, lugar tradicional de la manifestación de Dios, así mismo lo hizo Jesús. Sentado, en actitud de enseñar, así como Moisés, Jesús proclama solemnemente la Ley, pero en una nueva formulación.
Jesús es el nuevo y el verdadero Moisés, que exige una "Justicia superior a la de la Antigua Alianza para entrar en el Reino de los Cielos". La Voluntad de Dios que se manifiesta en este célebre Sermón, vale para todos. El evangelio menciona a una multitud, judíos y paganos, venidos de todas partes.
Las Bienaventuranzas, son a la vez promesa y exigencia.
Jesús declara dichosos a los que normalmente son considerados desgraciados.
Vamos a pedir hoy al Señor que dejemos los criterios de felicidad del mundo, y busquemos aquellos que nos enseña el Señor, para así encontrar la verdadera bienaventuranza, en esta vida y eternamente en el cielo. El Beato Fray Leopoldo ha mostrado al mundo que existe otra forma de vivir, aunque pudiera parecer raro, abandonado en el Padre del cielo que nos cuida y sabe lo que necesitamos en cada momento.
Padrenuestro
Ave Maria.
Gloria.
Beato Fray Lepoldo de Alpandeire ruega por nosotros.
Beato Fray Lepoldo de Alpandeire ruega por nosotros.
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