Celebramos ayer el XXIº Domingo del Tiempo Ordinario. Decir que Jesús habla de salvación y sabemos que Dios Padre quiere que todos nos salvemos. La promesa es muy importante y su consecución –el ser salvos—nos dará la felicidad eterna. Pero hemos de trabajar para conseguirlo. Dios nos ha creado libres y podemos adoptar el camino fácil y la puerta ancha. Nuestro mundo de hoy, como el de tiempos de Jesús, ofrece muchas falsas ofertas de puertas anchas que llevan a la nada. Pero es la oferta de Jesús, la de la humildad y la del amor, la que nos salva. ¡Qué nadie nos engañe!
La liturgia es una especie de brindis de salvación universal, se nos dice que en el nuevo pueblo de Dios, han terminado todas las diferencias de raza, color o lengua, ya que todos somos herederos de la Promesa. Pero para entrar en este pueblo, tenemos que pasar por el sufrimiento, por la corrección fraterna del Padre, y Él lo hace para hacernos partícipes de su santidad. Tenemos que admirar la providencia salvadora de Dios, quien llama a sus hijos de todas partes de la tierra, incluyendo la nuestra.
La Primera Lectura (Is 66,18-21) nos marca el camino de salvación: expandir la Palabra de Dios por el mundo entero, sin limitación alguna. Pero todos hemos de colaborar. Jesús y los hermanos esperan de nuestro esfuerzo.
El Salmo "Id al mundo entero y proclamad el Evangelio"
guarda especial relación con la primera lectura del profeta Isaías, nos muestra cada vez que lo proclamamos, la misión universal de todos los cristianos, debemos ir por todo el mundo anunciando la Buena Noticia,proclamando el Evangelio, la Palabra de Dios.
La Primera Lectura (Is 66,18-21) nos marca el camino de salvación: expandir la Palabra de Dios por el mundo entero, sin limitación alguna. Pero todos hemos de colaborar. Jesús y los hermanos esperan de nuestro esfuerzo.
El Salmo "Id al mundo entero y proclamad el Evangelio"
guarda especial relación con la primera lectura del profeta Isaías, nos muestra cada vez que lo proclamamos, la misión universal de todos los cristianos, debemos ir por todo el mundo anunciando la Buena Noticia,proclamando el Evangelio, la Palabra de Dios.
En la Segunda Lectura (Heb 12,5-7.11-13) nos enseña que las penalidades que se nos presenten es este mundo hemos de sobrellevarlas con humildad y sentido penitencial, añadiendo además, que Dios, como buen Padre que es, nos ayuda y educa en nuestro camino. Y si es necesario nos reprende.
En el Evangelio de Lucas (Lc 13,22-30) aparece una pregunta espontánea: "Señor, ¿serán pocos los que se salven?"; ésta dará lugar a que Jesús trate un tema fundamental: cuál será el número de los que se salven. Es voluntad del Padre que los hombres y mujeres de todos los tiempos se salven, pero en libertad y con esfuerzo,buscando la puerta estrecha, que nos parece la menos atractiva, pero que es el único paso verdadero.
CORRÍGEME, SEÑOR
Necesito vivir en tu presencia
para que
la soledad no me atrape.
Necesito de tu Palabra eterna
y huir de las falsas
y huecas
que la vida, Señor,
se acaba, pasa…y no vuelve.
Que temo mal vivir, si no vivo contigo,
desgastarme sin ofrecerte de mí lo mejor
morir y, por el sendero, haber dejado sólo tropiezos.
Y, adentrarme por puertas espaciosas
que me han conducido a la infelicidad y desencanto
CORRIGEME, SEÑOR
Aún estoy a tiempo:
de dar con la puerta
que conduce a tu Paraíso
,de abrir la puerta
que lleva a la felicidad auténtica,
de empujar la puerta que me enseña la eternidad,
de contemplar,
detrás de tu puerta,
que sólo vives Tú,
que sólo reinas Tú
y que, en el cielo,
aún siendo difícil entrar
la llave y la clave
la tenemos en la FE que Tú nos das
Amén