El Señor hoy nos manifiesta la investidura mesiánica de su Hijo: el Espíritu desciende sobre Jesús y es ungido por Él. Unción que hace de Jesús, el Profeta que trae la Buena Noticia de la salvación. Jesús, con su Bautismo, emprende su misión. No ha venido para ser eternamente Niño. Hoy, con su Bautismo, emprendemos este período en el cual, el Señor, irá creciendo, hablando, instruyéndonos o mostrando los signos de su identidad y de su misión: cumplir la voluntad del Padre y atraer a todos los hombres a la gloria de Dios. Es necesario que hoy renovemos no sólo nuestra fe en Jesús, sino también la gracia de nuestro propio bautismo considerándonos hijos de Dios.
Hermanos: Jesús, Hijo primogénito de Dios, nos hizo parte suya por el Bautismo. Vivamos con alegría este don y, como él, pasemos por el mundo haciendo el bien. Nuestra misión comienza.
Que acompañados por nuestra Madre María y agradecidos a Dios por nuestro Bautismo, nos mantengamos siempre fieles a nuestra fe y unidos a nuestros hermanos.
Hermanos: Jesús, Hijo primogénito de Dios, nos hizo parte suya por el Bautismo. Vivamos con alegría este don y, como él, pasemos por el mundo haciendo el bien. Nuestra misión comienza.
Que acompañados por nuestra Madre María y agradecidos a Dios por nuestro Bautismo, nos mantengamos siempre fieles a nuestra fe y unidos a nuestros hermanos.
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