Jesús, en el santo Evangelio, se nos muestra realizando un signo, en una verdadera manifestación de su gloria y un anticipo del signo por excelencia: la entrega de sí mismo, de su vino, de su sangre, a la Iglesia.
Hoy, en este Segundo Domingo del Tiempo Ordinario vamos a asistir al primer milagro de la vida pública de Jesús de Nazaret, teniendo como intercesora a su madre la Virgen María.
Hoy, en este Segundo Domingo del Tiempo Ordinario vamos a asistir al primer milagro de la vida pública de Jesús de Nazaret, teniendo como intercesora a su madre la Virgen María.
El
Señor nos revela a su Hijo, que muestra su gloria como enviado del Padre; se
trata del comienzo de los signos que confirman la fe de los discípulos, y es ya
un anuncio de la Eucaristía. Hoy el Señor nos muestra en un banquete de bodas,
el banquete mesiánico que supone un mundo nuevo, un vino nuevo, un amor nuevo.Con ese signo, Jesús quería mostrar que el Reino prometido había llegado, que el Mesías estaba presente y actuaba, y que realmente se manifestaba de forma completamente nueva e inesperada. Ésta es su invitación de hoy a todos y a cada uno de nosotros. Vamos a asistir al primer milagro de Jesús: milagro muy especial y
rodeado de gran alegría, porque tuvo lugar en una boda. Pongamos pues nuestra confianza fiel en el amor incondicional de Dios por cada uno de nosotros.
Gracias, Señor, por llenarnos de tus
dones.
Ayúdanos a descubrirlos
y a ponerlos a trabajar
al servicio de nuestra comunidad.
Gracias por darte a cada uno de nosotros,
para
que te llevemos a la vida, para que
seamos con nuestros hermanos, tus manos,
tus pies y tu corazón.
Señor, hazte presente como en Caná,
en todos
nuestros hogares, para darles luz,
alegría, generosidad y fortaleza.
No dejes María de interceder por nosotros,
para
que en nuestras familias nunca falte
el vino bueno del amor, de la comprensión,
del perdón, de la entrega generosa.
Amén
Como siempre tocando las fibras mas sensibles. Gracias por estos párrafos tas lindos.
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