domingo, 15 de febrero de 2015

VIº DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO.CICLO B


Celebramos hoy el VI Domingo del Tiempo Ordinario, y en este domingo, continuamos siguiendo los pasos de Jesús, el Maestro, y vamos descubriendo en él, tanto el proyecto de Dios que nos ofrece, como también el estilo de ser y de vivir que ello conlleva. De ahí que hoy se nos presente a este Jesús acercándose a un leproso; esto es, a un marginado de aquella sociedad, y le ofrece el don de la vida, en el sentido más pleno: inserción en la comunidad, liberación de los tabúes que conllevaba la enfermedad, la salud y una nueva vida. Aquí nos llegará la invitación del Maestro: empeñarnos en eliminar las barreras que hay en nuestro entorno, en medio de nosotros. 

¿Cómo nos portamos ante los demás? ¿Qué actitud tenemos frente a Dios? ¿Somos serviciales, amables, buenos, entregados? San Pablo nos va a recordar que todos somos iguales ante Dios. Además, en el Evangelio de este día, veremos a Jesús haciendo lo que mejor sabe hacer: el bien a los demás. Es todo un ejemplo para todos nosotros.

La Primera Lectura (Lv.13, 1-2. 44-46) nos muestra como la lepra era considerada en el pueblo de Israel una enfermedad tabú, una enfermedad contagiosa desde un punto de vista sanitario y también era considerada como un castigo por el pecado. Por eso, todo leproso era excluido del pueblo para que no contaminara a la comunidad. Se le prohibía toda relación con los demás. La lepra era la mayor muralla social de aquel tiempo. 

Con el Salmo (31) 
"Tú eres mi refugio; me rodeas de cantos de liberación” que proclamemos hoy manifestamos que si reconocemos nuestro pecado seremos perdonados. Si, por el contrario, nuestra soberbia ciega a naturaleza de nuestra falta el perdón no llegará. Nos pide que dejemos la soberbia y acudamos cerca de Dios, que, como Padre Bueno, perdona y olvida todas nuestras faltas.

En la Segunda Lectura (1 Co. 10, 31-11, 1) el apóstol Pablo se pone como ejemplo para los cristianos de Corinto y es que el nuevo estilo de pensar y de vivir, que parte del encuentro con Cristo, su Señor, ha cambiado complemente la vida de este seguidor. De ahí que se ofrece como modelo de seguimiento. Cristo es, en definitiva, el criterio último para la conducta de los creyentes. 

En el Evangelio (Mc 1, 40-45) Jesús rompe las barreras impuestas por los usos sociales y las leyes religiosas. La vida del leproso era una muerte en vida. Jesús se compadece; es decir, hace suyos sus sufrimientos, y no se aleja de él por temor, sino que se acerca y lo toca con la mano y, sobre todo, le ofrece, de parte de Dios, una nueva vida. He aquí la enorme novedad de su mensaje.

El mensaje de este domingo se nos presenta, pues, en un marco de liberación y de vida. Jesús, se acerca al leproso para poder presentarle el don de la vida de Dios Padre, su cercanía, que siempre se muestra por encima de leyes 
legales.El amor de Dios es mucho más grande de todos los condicionantes sociales y culturales.


Soy un leproso, Señor
cuando vivo en la mentira.
Cuando me creo el mejor,     
c
uando no comparto lo que tengo
Soy un leproso, Señor
cuando me olvido de Ti y no rezo.
Cuando me aparto de Ti y no creo, 
c
uando pienso sólo en lo que veo
Ayúdame, Señor, a ser como tú, 
tratando a los demás con el mismo amor 
que tú los tratas.

AMEN

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