jueves, 31 de julio de 2014

CONOCE LA VIDA DE LOS SANTOS, HOY SAN IGNACIO DE LOYOLA, PRESBÍTERO

Hoy la Iglesia celebra al gran San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús, el militar que dejó las armas para dirigir un ejército al servicio de Cristo y la Iglesia. Que por su intercesión, seamos como él militantes en nuestro amor a Dios y nuestra Madre Iglesia.

San Ignacio de Loyola supo transmitir a los demás su entusiasmo y amor por defender la causa de Cristo.

Nació y fue bautizado como Iñigo en 1491, en el Castillo de Loyola, España. De padres nobles, era el más chico de ocho hijos. Quedó huérfano y fue educado en la Corte de la nobleza española, donde le instruyeron en los buenos modales y en la fortaleza de espíritu. Quiso ser militar. Sin embargo, a los 31 años en una batalla, cayó herido de ambas piernas por una bala de cañón. Fue trasladado a Loyola para su curación y soportó valientemente las operaciones y el dolor. Estuvo a punto de morir y terminó perdiendo una pierna, por lo que quedó cojo para el resto de su vida. Durante su recuperación, quiso leer novelas de caballería, que le gustaban mucho, pero en el castillo, los únicos dos libros que habían eran: Vida de Cristo y Vidas de los Santos. Sin mucho interés, comenzó a leer y le gustaron tanto que pasaba días enteros leyéndolos sin parar. Se encendió en deseos de imitar las hazañas de los Santos y de estar al servicio de Cristo. Pensaba: “Si esos hombres estaban hechos del mismo barro que yo, también yo puedo hacer lo que ellos hicieron”.

Una noche, Ignacio tuvo una visión que lo consoló mucho: la Madre de Dios, rodeada de luz, llevando en los brazos a su Hijo, Jesús.
Pasó por una etapa de dudas acerca de su vocación. Con el tiempo se dio cuenta que los pensamientos que procedían de Dios lo dejaban lleno de consuelo, paz y tranquilidad. En cambio, los pensamientos del mundo le daban cierto deleite, pero lo dejaban vacío. Decidió seguir el ejemplo de los santos y empezó a hacer penitencia por sus pecados para entregarse a Dios.
A los 32 años, salió de Loyola con el propósito de ir peregrinando hasta Jerusalén. Se detuvo en el Santuario de Montserrat, en España. Ahí decidió llevar vida de oración y de penitencia después de hacer una confesión general. Vivió durante casi un año retirado en una cueva de los alrededores, orando.

Tuvo un período de aridez y empezó a escribir sus primeras experiencias espirituales. Éstas le sirvieron para su famoso libro sobre “Ejercicios Espirituales”. Finalmente, salió de esta sequedad espiritual y pasó al profundo goce espiritual, siendo un gran místico.
Logró llegar a Tierra Santa a los 33 años y a su regreso a España, comenzó a estudiar. Se dio cuenta que, para ayudar a las almas, eran necesarios los estudios.

Convirtió a muchos pecadores. Fue encarcelado dos veces por predicar, pero en ambas ocasiones recuperó su libertad. Él consideraba la prisión y el sufrimiento como pruebas que Dios le mandaba para purificarse y santificarse.

A los 38 años se trasladó a Francia, donde siguió estudiando siete años más. Pedía limosna a los comerciantes españoles para poder mantener sus estudios, así como a sus amigos. Ahí animó a muchos de sus compañeros universitarios a practicar con mayor fervor la vida cristiana. En esta época, 1534, se unieron a Ignacio 6 estudiantes de teología. Motivados por lo que decía San Ignacio, hicieron con él voto de castidad, pobreza y vida apostólica, en una sencilla ceremonia.

San Ignacio mantuvo la fe de sus seguidores a través de conversaciones personales y con el cumplimiento de unas sencillas reglas de vida. Poco después, tuvo que interrumpir sus estudios por motivos de salud y regresó a España, pero sin hospedarse en el Castillo de Loyola.

Dos años más tarde, se reunió con sus compañeros que se encontraban en Venecia y se trasladaron a Roma para ofrecer sus servicios al Papa. Decidieron llamar a su asociación la Compañía de Jesús, porque estaban decididos a luchar contra el vicio y el error bajo el estandarte de Cristo. Paulo III convirtió a dos de ellos profesores de la Universidad. A Ignacio, le pidió predicar los Ejercicios Espirituales y catequizar al pueblo. Los demás compañeros trabajaban con ellos.

El Papa Pablo III les dio la aprobación y les permitió ordenarse sacerdotes. Fueron ordenados en Venecia por el obispo de Arbe el 24 de junio. Ignacio celebrará la primera misa en la noche de Navidad del año 1538. En ese tiempo se dedican a predicar y al trabajo caritativo en Italia.

Ignacio de Loyola, de acuerdo con sus compañeros, resolvió formar una congregación religiosa que fue aprobada por el Papa en 1540. Añadieron a los votos de castidad y pobreza, el de la obediencia, con el que se comprometían a obedecer a un superior general, quien a su vez, estaría sujeto al Papa.  La Compañía de Jesús tuvo un papel muy importante en contrarrestar los efectos de la Reforma religiosa encabezada por el protestante Martín Lutero y con su esfuerzo y predicación, volvió a ganar muchas almas para la única y verdadera Iglesia de Cristo. 

Ignacio pasó el resto de su vida en Roma, dirigiendo la congregación y dedicado a la educación de la juventud y del clero, fundando colegios y universidades de muy alta calidad académica.  Para San Ignacio, toda su felicidad consistía en trabajar por Dios y sufrir por su causa. El espíritu “militar” de Ignacio y de la Compañía de Jesús se refleja en su voto de obediencia al Papa, máximo jefe de los jesuítas.

Su libro de “Ejercicios Espirituales” se sigue utilizando en la actualidad por diferentes agrupaciones religiosas.
San Ignacio murió repentinamente, el 31 de julio de 1556. Fue beatificado el 27 de julio de 1609 por Pablo V, y canonizado en 1622 por Gregorio XV.

CONOCE LA VIDA DE LOS SANTOS, HOY SANTA MARTA, VIRGEN Y DISCÍPULA DE JESÚS

Recordemos la figura de Santa Marta de Betania, hermana de María y Lázaro, patrona de los imposibles, del hogar, de las cocineras, amas de casa, sirvientas, casas de huéspedes, hoteleros, lavanderas y de las hermanas de la caridad.

Santa Marta y sus hermanos, María y Lázaro, eran varios de los seguidores de Jesús y a quienes el Señor les tenía especial afecto y cariño. En el hogar de Marta, María y Lázaro, siempre había una habitación lista y bien arreglada para recibir al Divino Maestro, cualquier día a la hora en que llegara. 

Famosa se ha hecho la escena que sucedió un día en que Jesús llegó a Betania con sus 12 apóstoles. Marta corría de allá para acá preparando los alimentos, arreglando las habitaciones, llevando refrescos para los sedientos viajeros. Jesús como siempre, aprovechando aquellos instantes de descanso, se dedicó a dar sabias instrucciones a sus discípulos. El estaba sentado y los demás, atentísimos, sentados en el suelo escuchaban. Allí, en medio de todos ellos, sentada también en el suelo estaba María, la hermana de Marta, extasiada, oyendo tan formidables enseñanzas.
De pronto Marta se detiene un poco en sus faenas y acercándose a Jesús le dice con toda confianza: "Señor, ¿cómo te parece que mi hermana me haya dejado a mí sola con todo el oficio de la casa? Por qué no le dices que me ayude un poco en esta tarea?".
Jesús con una suave sonrisa y tono bondadoso le responde: "Marta, Marta, te afanas y te preocupas por muchas cosas. Sólo una cosa es necesaria. María ha escogido la mejor parte, la que no le será quitada". Marta entendió la lección y arremangándose el delantal, se sentó también allí en el suelo para escuchar las divinas instrucciones del Salvador. Ahora sabía que todos los afanes materiales no valen tanto como escuchar las enseñanzas que vienen del cielo y aprender a conseguir la eterna salvación.

A Santa Marta se le representa vestida de azul o verde, lleva una cruz y tiene un delantal y colgando de la cintura unas llaves, ella está en actitud de servicio y con un dragón a sus pies. 

Esta discípula de Jesús es generalmente invocada por los fieles para pedir su protección ante las cosas urgentes y difíciles, ya que fue a través de sus súplicas que obtuvo la resurrección de su hermano Lázaro. La santa que siempre mostró su gran aptitud de servicio. Es también implorada para que ayude a los fieles a desempeñar sus deberes cristianos con diligencia y responsabilidad.

Los santos Basilio y Gregorio Magno la consideran modelo evangélico de las almas contemplativas.

domingo, 27 de julio de 2014

XVIIº DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO A

Celebramos hoy el XVIIº Domingo del Tiempo Ordinario, y como cada día de fiesta, celebramos la presencia de Jesús Resucitado en medio de nosotros, y escuchamos juntos la Palabra de Dios, que nos sigue mostrando cuál es la mejor forma de plantear y de vivir la vida. Porque según esa palabra, no todos los VALORES son lo mismo y merecen la pena por igual. Existe una jerarquía de valores. Así lo escucharemos en la Palabra.

Si algo valora el Señor de nosotros es cuando, lejos de buscar nuestro bien, pedimos por el de los demás. Las lecturas que vamos a escuchar nos invitan a tres cosas: primero a buscar el bienestar ajeno como, el rey Salomón nos indica en la primera lectura; en segundo lugar, San Pablo nos recuerda que Cristo debe ser todo para un cristiano. Y, el evangelio en esta segunda parábola que vamos a escuchar en este domingo, nos dice que Jesús, su Reino, su Palabra….es el tesoro mayor que podemos encontrar y tener.

En la Primera Lectura (1 Reyes 3, 5. 7-12) escuchamos un texto del Antiguo Testamento. Aunque el reinado de Salomón dejó mucho que desear, el autor sagrado trata de destacar que fue elegido como prueba de la fidelidad a la promesa que Dios había hecho a David; se destaca la cercanía y el diálogo entre Dios y el rey, la invitación de Dios a que Salomón le pida lo que quiera, y cómo éste pide un corazón dócil para gobernar al pueblo y capacidad para discernir el bien del mal. 

En la Segunda Lectura (Rom. 8, 28-30) el apóstol Pablo anuncia, con alegría, cuál es el plan de salvación de Dios. Así, descubre que Dios nos ha dado,sin ningún mérito por nuestra parte,su amor salvador. Según el apóstol este don requiere una respuesta por parte del hombre; pero no todos lo hacen del mismo modo. A los que sí lo hacen, todo les ayuda a vivir en relación con Dios, y es que Dios nunca falla, siempre es fiel. 

En el Evangelio (Mt 13, 44-52) de hoy, Jesús continúa hablando a la gente sencilla en parábolas y revelando así los secretos del Reino. Hoy se nos ofrecen tres parábolas con la misma finalidad; las tres insisten en el gran valor del Reino de Dios; tanto que, al encontrarse con él, merece la pena dejar todo el resto en segundo lugar. 

Hoy, hemos escuchado las parábolas del tesoro escondido y de la perla fina y de gran valor. Pero los valores del Reino de Dios son riquezas que no todos aprecian, porque son pocos los que las conocen. Unas veces porque nadie se las ha ofrecido; otras veces, aún conociéndolas, nos cuesta seguirle al único tesoro que es JESÚS. 


En el silencio,que tanto hiere porque tanto me dice.
En la humildad, donde la pequeñez tanto me asusta.
En la sinceridad,que me convierte en diana de tantos dardos.
Ayúdame, oh Cristo, a no perder el campo de tu tesoro:
La fe que es llave para poder amarte y descubrirte.
El amor que es bono seguro que cotiza en el cielo.
Mi perfección, para no convertirme en algo vulgar y solitario.
¡NO ME CONTESTES, SEÑOR!
Soy yo, quien hoy más que nunca,necesito buscarte por mí mismo y ponerte en el lugar que te corresponde:
¡EN EL CENTRO DE MI TODO!

Amén

viernes, 25 de julio de 2014

CONOCE LA VIDA DE LOS SANTOS, HOY, SANTIAGO APÓSTOL, PATRONO DE ESPAÑA

Hoy, 25 de julio, celebramos a Santiago Apóstol, el Patrono de España.

Hoy la Iglesia Católica celebra la memoria de Santiago el Mayor, uno de los doce apóstoles elegidos por el Señor y que se le representa vestido de peregrino o como un soldado montado en una caballo blanco en actitud de lucha. San Crisóstomo dirá que él fue el apóstol más atrevido y valiente.
El nombre Santiago, proviene de dos palabras Sant Iacob. Porque su nombre en hebreo era Jacob. Los españoles en sus batallas gritaban: "Sant Iacob, ayúdenos". Y de tanto repetir estas dos palabras, las unieron formando una sola: Santiago. 

Fue uno de los 12 apóstoles del Señor.Era hermano de San Juan evangelista. Se le llamaba el Mayor, para distinguirlo del otro apóstol, Santiago el Menor, que era más joven que él. Con sus padres Zebedeo y Salomé vivía en la ciudad de Betsaida, junto al Mar de Galilea, donde tenían una pequeña empresa de pesca. Tenían obreros a su servicio, y su situación económica era bastante buena pues podían ausentarse del trabajo por varias semanas, como lo hizo su hermano Juan cuando se fue a estarse una temporada en el Jordán escuchando a Juan Bautista.

Santiago formó parte del grupo de los tres preferidos de Jesús, junto con su hermano Juan y con Simón Pedro. Después de presenciar la pesca milagrosa, al oír que Jesús les decía: "Desde ahora seréis pescadores de hombres", dejó sus redes y a su padre y a su empresa pesquera y se fue con Jesucristo a colaborarle en su apostolado. Presenció todos los grandes milagros de Cristo, y con Pedro y Juan fueron los únicos que estuvieron presentes en la Transfiguración del Señor y en su Oración en el Huerto de Getsemaní. ¿Por qué lo prefería tanto Jesús? Quizás porque (como dice San Juan Crisóstomo) era el más atrevido y valiente para declararse amigo y seguidor del Redentor, o porque iba a ser el primero que derramaría su sangre por proclamar su fe en Jesucristo. Que Jesús nos tenga también a nosotros en el grupo de sus preferidos.

Cuenta el santo Evangelio que una vez al pasar por un pueblo de Samaria, la gente no quiso proporcionarles ningún alimento y que Santiago y Juan le pidieron a Jesús que hiciera llover fuego del cielo y quemara a esos maleducados. Cristo tuvo que regañarlos por ese espíritu vengativo, y les recordó que El no había venido a hacer daño a nadie sino a salvar al mayor número posible de personas. Santiago no era santo cuando se hizo discípulo del Señor. La santidad le irá llegando poquito a poco.

Otro día Santiago y Juan comisionaron a Salomé, su madre, para que fuera a pedirle a Jesús que en el día de su gloria los colocara a ellos dos en los primeros puestos: uno a la derecha y otro a la izquierda. Jesús les dijo: "¿Serán capaces de beber el cáliz de amargura que yo voy a beber?" Ellos le dijeron: "Sí somos capaces". Cristo añadió: "El cáliz de amargura sí lo beberán, pero el ocupar los primeros puestos no me corresponde a Mí el concederlo, sino que esos puestos son para aquellos para quienes los tiene reservado mi Padre Celestial". Los otros apóstoles se disgustaron por esta petición tan vanidosa de los dos hijos de Zebedeo, pero Jesús les dijo a todos: "El que quiera ser el primero, que se haga el servidor de todos, a imitación del Hijo del hombre que no ha venido a ser servido sino a servir". Seguramente que con esta lección de Jesús, habrá aprendido Santiago a ser más humilde.

Después de la Ascención de Jesús, Santiago el Mayor se distinguió como una de las principales figuras entre el grupo de los Apóstoles. Por eso cuando el rey Herodes Agripa se propuso acabar con los seguidores de Cristo, lo primero que hizo fue mandar cortarle la cabeza a Santiago, y encarcelar a Pedro. Así el hijo de Zebedeo tuvo el honor de ser el primero de los apóstoles que derramó su sangre por proclamar la religión de Jesús Resucitado.

Antiguas tradiciones (del siglo VI) dicen que Santiago alcanzó a ir hasta España a evangelizar. Y desde el siglo IX se cree que su cuerpo se encuentra en la catedral de Compostela (norte de España) y a ese santuario han ido miles y miles de peregrinos por siglos y siglos y han conseguido maravillosos favores del cielo. El historiador Pérez de Urbel dice que lo que hay en Santiago de Compostela son unas reliquias, o sea restos del Apóstol, que fueron llevados allí desde Palestina.

Es Patrono de España y de su caballería. Los españoles lo han invocado en momentos de grandes peligros y han sentido su poderosa protección. También nosotros si pedimos su intercesión conseguiremos sus favores.

domingo, 20 de julio de 2014

XVIº DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO A.

Celebramos el XVIº Domingo del Tiempo Ordinario. Hoy Jesús nos va a relatar la Parábola de la Cizaña. La cizaña,  una especie de mala hierba, crece junto al trigo y parece que va a terminar con él. Algunos se inquietan, pero Jesús, no. Ahí aparece la paciencia de Dios. No hay que cortar la cizaña. Y si esperar al final de los tiempos para la siega, porque Dios nos da todo el tiempo posible para que cambiemos y nos convirtamos. Hoy hemos de meditar sobre lo que Jesús nos dice, hoy y siempre, y hemos de tomar decisiones. Convertirnos totalmente al Señor, y, después, no tengamos prisa alguna para condenar a los que aún no han recibido la palabra de Dios, porque todo llegará. La Paciencia de Dios lo hace todo posible, y nos salvará; aunque el Mal haya intentado sembrar la cizaña en campo bueno.

En la Primera Lectura (Sab. 12, 13. 16-19) el Sabio del Antiguo Testamento medita la historia con ojos nuevos, la recuerda en su mente y saca sus consecuencias para la vida. Mira atrás y descubre la paciencia de Dios, que es el principio de la justicia y de la misericordia. Este mismo Dios se muestra, además, comprensivo y perdona al pecador que se convierte. Así, ese Dios maravilloso -según el Sabio- enseña al hombre a ser humano y parecerse a Él.

En la Segunda Lectura (Rom 8, 26-27) San Pablo habla de la importancia e influencia del Espíritu Santo en la vida cristiana. El Espíritu ayuda a nuestra debilidad natural y nos enseña a rezar, para saber pedir lo que realmente nos conviene. Nuestra vida está en sus manos. 

En el Evangelio (Mt 13, 24-43) por medio de las parábolas, Jesús nos sigue presentando la novedad del Reino, que ha comenzado ya con su vida. Su presencia es ahora germinal; su apariencia, como la del grano de mostaza y la levadura, es insignificante, pero lleva dentro una fuerza transformadora que ha prendido ya en la historia y su crecimiento es irreversible. He aquí la fuerza y debilidad del Reino iniciado por Jesús.

Al escuchar las lecturas de este domingo tenemos que tener en cuenta lo siguiente:
- El corazón de Dios es grande y, siempre, despliega amor, paciencia y acogida.
-San Pablo nos recuerda que el Espíritu nos hace entrar en comunión con Dios.
-Y el Evangelio nos anima, a pesar de las dificultades, a seguir sembrando, a seguir esperando. Dios, Jesús, nos acompañan.


Quiero ser, Señor;levadura que fermente y cambie:
El odio en amor,la tristeza en alegría,la guerra en paz,
el egoismo en fraternidad.
Quiero ser, Señor;b
ien que luche contra el mal,
b
ien que haga vivir a los demás,b
ien que indique 
el camino de la felicidad.
Quiero ser, Señor; p
aciente frente a las prisas,
paciente ante los desaciertos, p
aciente
 si fracaso,p
aciente si no recojo.
Quiero ser, Señor; u
na semilla de tu Reino,
una semilla de tu Palabra, u
na semilla de tu Amor,
una semilla del Cielo.
Amén

miércoles, 16 de julio de 2014

FESTIVIDAD DE NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN. REFLEXIÓN POR PARTE DE NUESTRO PÁRROCO, SOBRE ESTA FESTIVIDAD

Celebramos hoy, un año más las fiestas en honor a Nuestra Señora María Santísima del Monte Carmelo, la Virgen del Carmen.

El Carmelo, cuya hermosura ensalza la Escritura, ha sido siempre un monte sagrado.

En este monte en el S.IX a.C. habitó uno de los más grandes profetas: Elías, cuyo nombre significa “Yahvé es mi Dios”. Estaba el profeta Elías lleno del Espíritu y ardía en celo por la fidelidad al Dios único y verdadero frente a los pueblos paganos y potentados de su tiempo. Debe ser hoy para todos nosotros un ejemplo y un aliento frente a la sociedad tan pagana en la que nos ha tocado vivir, la cultura de la muerte. Frente a esta sociedad no nos podemos quedar de brazos cruzados, ni callados, debemos manifestar frente a aquellos que pretenden relegar la fe al ámbito de lo privado e incluso a la clandestinidad que queremos ser cristianos; que queremos que Dios ocupe el lugar que le corresponde, el centro tanto en nuestra vida como en la sociedad; y que amamos la vida desde sus inicios hasta su fin natural.

Del mismo modo en este mismo monte Carmelo, ya en el S. XII d.C. en sus diversas grutas, a imagen de los profeta Elías y Eliseo, una serie de ermitaños cristianos fueron agrupándose en torno a la veneración de la Virgen María bajo la advocación de Nuestra Señora del Monte Carmelo; formarían más tarde lo que hoy conocemos como la orden del Carmelo, los carmelitas.

Que con Cristo podamos subir a es este monte Carmelo, imagen de nuestra vida; y en su cima con la Santísima Virgen le pidamos al mismo Señor que no nos deje caer en la tentación: dudar del amor de Dios en nuestra vida, y poder acoger a María como nuestra Madre. 
La Virgen María que siempre ha sido auxilio de los cristianos, como reza una de las letanías del Santo Rosario, nos auxilie siempre, a todos nosotros sus hijos.

D. Carlos Giménez Albiach.
(Párroco de Sta. Mª Micaela)

martes, 15 de julio de 2014

CONOCE LA VIDA DE LOS SANTOS, HOY SAN BUENAVENTURA, OBISPO Y DOCTOR DE LA IGLESIA.

Después de tomar el hábito en la orden seráfica, estudió en la Universidad de París, bajo la dirección del maestro inglés Alejandro de Hales. De 1248 a 1257, enseñó en esta universidad teología y Sagrada Escritura. A su genio penetrante unía un juicio muy equilibrado, que le permitía ir al fondo de las cuestiones y dejar de lado lo superfluo para discernir todo lo esencial y poner al descubierto los sofismas de las opiniones erróneas. El santo se distinguió en filosofía y teología escolásticas.

El santo no veía en sí más que faltas e imperfecciones y, por humildad, se abstenía algunas veces de recibir la comunión, por más que su alma ansiaba acercarse a la fuente de gracia. Pero un milagro de Dios permitió a San Buenaventura superar tales escrúpulos.

Durante los años que pasó en París, compuso una de sus obras más conocidas, el "Comentario sobre las Sentencias de Pedro Lombardo", que constituye una verdadera suma de teología escolástica. Guillermo de Saint Amour hizo en la obra titulada "Los peligros de los últimos tiempos" un ataque directo a San Buenaventura. Ataque que el santo contestó con un tratado sobre la pobreza evangélica, titulado "Sobre la pobreza de Cristo". En 1257, San Buenaventura y Santo Tomás de Aquino recibieron juntos el título de doctores. San Buenaventura escribió un tratado "Sobre la vida de perfección", destinado a la Beata Isabel, hermana de San Luis de Francia y a las Clarisas Pobres del convento de Longchamps. Otras de sus principales obras son el "Soliloquio" y el tratado "Sobre el triple camino".

En 1257, Buenaventura fue elegido superior general de los frailes Menores. No había cumplido aún los 36 años y la orden estaba desgarrada por la división entre los que predicaban una severidad inflexible y los que pedían que se mitigase la regla original. El joven superior general escribió una carta a todos los provinciales para exigirles la perfecta observancia de la regla y la reforma de los relajados. El primero de los cinco capítulos generales que presidió San Buenaventura, se reunió en Narbona en 1260. Ahí presentó una serie de declaraciones de las reglas que fueron adoptadas y ejercieron gran influencia sobre la vida de la orden. San Buenaventura empezó a escribir la vida de San Francisco de Asís. El santo gobernó la orden de San Francisco durante 17 años, y por eso se le llama el segundo fundador. En 1265, el Papa Clemente IV trató de nombrar a San Buenaventura arzobispo de York, a la muerte de Godofredo de Ludham , pero el santo consiguió disuadir de ello al Pontífice. Sin embargo, al año siguiente, el Beato Gregorio X le nombró cardenal obispo de Albano, ordenándole aceptar el cargo por obediencia. Se le encomendó la preparación de los temas que se iban a tratar en el Concilio ecuménico de Lyon, acerca de la unión de los griegos ortodoxos.

San Buenaventura se caracterizaba por la sencillez, la humildad y la caridad. Mereció el título de "Doctor Seráfico" por las virtudes angélicas que realzaban su saber. Fue canonizado en 1482 y declarado Doctor de la Iglesia en 1588.

domingo, 6 de julio de 2014

XIVº DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO.CICLO A

Celebramos hoy el XIVº Domingo del Tiempo Ordinario.El mensaje de este domingo se centra en la experiencia que Jesús tiene de Dios, su Padre. Así, él se expresa de forma personal y única. Entre las oraciones de Jesús recogidas por la tradición, una de las más bellas, sin duda, es este grito espontáneo de gozo, admiración y agradecimiento que sale de sus labios: “Bendito seas Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has dado a conocer a los pequeños”. En la vida de Jesús, la acción de gracias y la alabanza ocupan un lugar central; la experiencia personal del amor libre y gratuito de Dios está en el origen de todo.

Las lecturas que vamos a escuchar nos muestran a un Jesús contento con los planes y los proyectos de Dios. Pero, para recibirlos, comprenderlos y llevarlos a la práctica, es necesario encontrar corazones limpios, sencillos y confiados con el Señor.

La Primera Lectura (Zac. 9, 9-10) habla de un rey modesto y sencillo, amable y pacífico, que cabalga en un asno y domina hasta los confines de la tierra. Es, sin duda, una profecía claramente mesiánica referida al futuro Mesías. En Cristo,se conjugarán perfectamente las características anunciadas por el profeta: el Mesías dominará por la fuerza del Espíritu y no por el poder. El Señor opta siempre por lo humilde, lo sencillo; no quiere triunfalismos, ni poder, ni grandeza.

El Salmo (144) "Bendeciré tu Nombre eternamente" nos muestra que la definición del Reino de Dios sobre la tierra y su consecución ya eran presentidas en los tiempos de David, viéndose como la justicia de Dios siempre va acompañada de su misericordia. Nos muestra esperanza para construir ese reino de paz y de amor.

En la Segunda Lectura ( Rom. 8, 9. 11-13) 
el apóstol Pablo continúa su reflexión en la carta a los Romanos. Los discípulos de Cristo están llamados a vivir según el Espíritu. Carne y Espíritu son dos formas de vivir y de plantearse la vida: vivir según las exigencias de la carne, es lo mismo que vivir al margen de Dios, y por eso mismo se camina a la muerte. Vivir según el Espíritu es acoger la propuesta que se ofrece en la persona de Cristo, el Señor, participando de su vida en plenitud.

El Evangelio de hoy (Mt 11, 25-30) nos presenta cómo es el corazón del mismo Jesús, y merece la pena tenerlo muy en cuenta. El mensaje que anuncia es acogido y comprendido por los sencillos; por el contrario, a los sabios que confían en sus conocimientos y quieren, incluso, controlar los secretos de Dios, se les escapa esta propuesta de vida. Además, Jesús hace una llamada a los que están cansados por la fatiga del camino, y es que él es alivio y paz para cuantos le acogen con un corazón abierto.

Pidamos al Señor que nos conceda la gracia de encontrarnos con Él y experimentar la cercanía de su presencia y amor. Sólo así también nosotros seremos un canto de agradecimiento y de alabanza a su proyecto de vida plena. 


Quítame peso, Señor. 
Del yugo de mis decepciones y de mis expectativas,
de mis egoísmos y vanidades para que, fijándome en Ti,
crea firmemente que, entre todo lo bueno, eres lo mejor: 
pecho en el que poder arrimarme para escucharte,
 hombro en el que apoyarme para progresar,
corazón en el que poder asomarme para amar,
 oasis en el que poder sentarme para descansar

¡Quítame, del yugo de mi vida, algo de peso… Señor!

viernes, 4 de julio de 2014

FIESTA FIN DE CURSO POSTCOMUNIÓN

El próximo viernes día 11 de julio, tendrá lugar en el patio de nuestra parroquia Sta.Mª Micaela, la Fiesta de fin de curso del Grupo de Postcomunión.

La fiesta tendrá comienzo a las 21:30h.
aprox.

Todo el/la que quiera, puede asistir.

jueves, 3 de julio de 2014

HOY, SANTO TOMÁS APÓSTOL. REFLEXIÓN SOBRE LA FIGURA Y ACTITUD DEL APÓSTOL

Lectura del  Santo Evangelio según san Juan 20,24-29

Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor.» Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto mi dedo en el agujero de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré.» Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro y Tomás con ellos. Se presentó Jesús en medio estando las puertas cerradas, y dijo: «La paz con vosotros.» Luego dice a Tomás: «Acerca aquí tu dedo y mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo sino creyente.» Tomás le contestó: «Señor mío y Dios mío.» Dícele Jesús: «Porque me has visto has creído. Dichosos los que no han visto y han creído.»
Palabra del Señor.


Reflexión
Hoy, en la fiesta de Santo Tomás, el evangelio nos presenta el encuentro de Jesús resucitado con el apóstol Tomás, que quería ver para poder creer. Por esto muchos lo llaman Tomás, el incrédulo. En realidad, el mensaje de este evangelio es bien diferente, es mucho más profundo y actual.

Juan 20,24-25: La duda de Tomás. 
Tomás, uno de los doce, no estaba presente cuando Jesús aparece a los discípulos la semana anterior. Tomás no cree en el testimonio de los demás que decían: “Hemos visto al Señor”. Pone condiciones: "«Si no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto mi dedo en el agujero de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré.”. Tomás es exigente. Quiere ver para creer. No quiere un milagro para poder creer. ¡No! Quiere ver las señales en las manos, en los pies y en el costado. No cree en un Jesús glorioso, desligado del Jesús humano que sufre en la cruz. Cuando Juan escribe, al final del siglo primero, había personas que no aceptaban la venida del Hijo de Dios en la carne (2 Jn 7; 1Jn 4,2-3). Eran los gnósticos que despreciaban la materia y el cuerpo. Y para criticar a los gnósticos, el evangelio de Juan habla de la preocupación de Tomás que quiere “ver para creer”. La duda de Tomás deja transparentar también lo difícil que era creer en la resurrección.

• Juan 20,26-27: No seas incrédulo, sino creyente.
 
El texto dice “seis días después”. Esto significa que Tomás fue capaz de sostener su opinión durante una semana entera, contra el testimonio de los otros apóstoles. ¡Vaya tozudez! ¡Gracias a Dios, para nosotros! Y así, seis días después, durante la reunión de la comunidad, ellos tuvieron de nuevo una profunda experiencia de la presencia de Jesús resucitado en medio de ellos. Las puertas cerradas no pudieron impedir que Él estuviera en medio de los que creían en Él. Hoy pasa lo mismo. Cuando estamos reunidos, aunque tengamos las puertas cerradas, Jesús está en medio de nosotros. Y hasta hoy, la primera palabra de Jesús, es y será siempre: “¡La Paz esté con vosotros!" Lo que llama la atención es la bondad de Jesús. No critica, ni juzga la incredulidad de Tomás, sino que acepta el reto y dice: “Tomás, ¡ven, pon tu dedo en mis heridas!". Jesús confirma la convicción de Tomás y de las comunidades, a saber: el resucitado glorioso es ¡el crucificado torturado! El Jesús que está en la comunidad, no es un Jesús glorioso que no tiene nada en común con nuestra vida de gente normal. Es el mismo Jesús que vivió en esta tierra y que tiene en el cuerpo las señales de su pasión. Las señales de su pasión están hoy en el sufrimiento de la gente, en el hambre,en la violencia, en las señales de tortura,de injusticia. Y en las personas que reaccionan, que luchan por la vida y no se dejan abatir, Jesús resucita y se hace presente en medio de nosotros. Y ¡Tomás cree en este Cristo, y nosotros también!

• Juan 20,28-29: Felices los que no vieron y creyeron.
 
Con él decimos: "¡Señor mío y Dios mío!" Esta entrega de Tomás es la actitud ideal de la fe. Y Jesús completa con el mensaje final: "Has creído porque has visto. ¡Dichosos los que no han visto y han creído ¡" Con esta frase, Jesús declara felices todos los que estamos en esta condición: sin haber visto, creemos que el Jesús que está en medio de nosotros, es el mismo Jesús que ¡murió crucificado!
El envío: "¡Como el Padre me ha enviado, yo también os envío!" De este Jesús, crucificado y resucitado, recibimos la misión, la misma que él recibió de su Padre (Jn 20,21). Aquí, en la segunda aparición, Jesús repite: "La paz sea con vosotros.” Esta repetición acentúa la importancia de la Paz. Construir la paz forma parte de nuestra misión. Paz, significa mucho más que la ausencia de guerra. Significa construir una convivencia humana armoniosa,de verdad, en la que las personas puedan ser ellas mismas, teniendo  lo necesario para vivir, conviviendo felices y en paz,tratándonos como verdaderos hermanos. Fue ésta la misión de Jesús, y es también nuestra misión. Jesús sufrió y dijo: "Recibid al Espíritu Santo” (Jn 20,22). Solamente con la ayuda del Espíritu de Jesús, seremos capaces de realizar la misión que Él nos dio. Enseguida Jesús comunicó el poder de perdonar los pecados: "A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.» El punto central de la misión de paz está en la reconciliación, en el intento de superar las barreras que nos separan. Este poder de reconciliar y de perdonar es dado a la comunidad (Jn 20,23; Mt 18,18)
Aquí se percibe que una comunidad sin perdón ni reconciliación no es una comunidad cristiana. Dicho con una palabra, nuestra misión es crear comunidad desde la caridad y el amor, a ejemplo de la comunidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.