domingo, 31 de mayo de 2015

DOMINGO DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD. CICLO B

Celebramos hoy, la fiesta de la Santísima Trinidad, fiesta que nos viene a recordar que nuestro Dios, en su misterio más íntimo y en su revelación más honda, no es soledad, sino familia. Dios es comunicación y comunicación de amor; amor que nos crea como hijos, amor que nos une como hermanos y amor que nos envía con su Espíritu por todo el mundo.Hoy, también la Iglesia quiere que recordemos a todos esos hombres y mujeres que han consagrado sus vidas a la oración y contemplación, oramos hoy, de forma especial, por cada uno de ellos.

Las lecturas que escuchamos en este día tienen un objetivo: ayudarnos a descubrir que,Jesús, nos introdujo en el corazón de Dios y nos alimentó con la fuerza del Espíritu Santo. Ojala vivamos esta experiencia con la escucha de la Palabra y con el silencio que nos habla de Dios.

La Primera Lectura (D
t 4, 32-34. 39-40) nos ofrece en palabras de Moisés una gran lección de la teología del Dios único que tanto significaba para los judíos. Para nosotros es lo mismo, porque el Señor es el único Dios en el cielo y en la tierra. Además Jesús nos reveló que es un Dios único, pero no solitario y alejado, es un Dios familiar que convive en la cercanía del Padre y del Hijo. Es un Dios amoroso que vierte su amor, por medio del Espíritu, en su Hijo Único y, además, en toda la creación.

El Salmo (32) "Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad" es un himno que los creyentes dedicaban y dedicamos a la providencia de Dios que vela por todo lo creado. En sus versos se expresa el deseo y la necesidad personal de amar a Dios y situarle en el principio de todo nuestro amor y de todas nuestras obras.

En la Segunda Lectura (Rom 8,14-17) el apóstol Pablo sintió y vivió una experiencia única desde el encuentro con el Señor resucitado. Este texto nos introduce en el corazón mismo de esta experiencia. Por eso, al afirmar que somos hijos en el Hijo, nos propone entrar en la intimidad filial, lleno de ternura de Jesús mismo para con su Padre, porque ésta es la nueva condición a la que estamos invitados.

El Evangelio (Mt 28,16-20) nos muestra un encargo importante que Jesús hizo a sus apóstoles antes de irse al cielo. Les pidió, y a nosotros también, que fueran por el mundo entero bautizando en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Aquí se produce el envío misionero por parte de Jesús para con sus discípulos, anunciar el Evangelio y bautizar es la misión que pide a los suyos. Así, cuantos acepten esa Buena Noticia, se convertirán en nuevos discípulos. Y todos tendrán una garantía: que el mismo Señor Jesús toma parte activa en la tarea: él estará en medio de ellos para siempre. Hermoso mensaje y una inmensa tarea. 

¡Quien te descubriera, mi Dios!
Como Dios verdadero, único e indiviso.
Como Dios futuro, pero presente 
en nuestras tribulaciones.
Como Dios familia, y llamándonos a la comunión.
Como Dios que busca la unión, y no la dispersión
¡Gracias, Señor!
No eres un Dios solitario,
no eres un Dios cerrado,
no eres un Dios independiente.
¡Gracias, Señor!
Porque, en tu intimidad,
sabes desplegarte en tres personas tan distintas
pero en un mismo Dios verdadero.
¡GRACIAS, SEÑOR!

jueves, 28 de mayo de 2015

FIESTA DE JESUCRISTO SUMO Y ETERNO SACERDOTE

El jueves posterior a la solemnidad de Pentecostés, celebramos la fiesta de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote. 

Esta festividad de origen española, obtuvo aprobación de la Santa Sede en 1971. Fue incluida en el calendario litúrgico en 1974, y desde 1996, se incorporaron textos propios en la liturgia de las horas, enviados desde Madrid por Juan Pablo II, en conmemoración de sus bodas de oro sacerdotales.

Como sabemos, el Nuevo Testamento no utiliza el término sacerdote para referirse a los ministros de la comunidad. Lo reserva para denominar a Cristo (cf. Hb 6-10) y al pueblo de Dios, todo él sacerdotal (cf. 1Pe 2,9).

En relación con Cristo, la carta a los Hebreos interpreta su sacrificio, en oposición a los sacrificios de los sacerdotes de la antigua alianza, como el nuevo, único y definitivo sacerdocio: «Así también Cristo no se apropió la gloria de ser sumo sacerdote, sino que Dios mismo le había dicho: Tú eres mi hijo, yo te he engendrado hoy. O como dice también en otro lugar: Tú eres sacerdote para siempre igual que Melquisedec» (Hb 5,5-6). La misma carta añade: «Cristo ha venido como sumo sacerdote de los bienes definitivos» (Hb 9,11).

Mediante el bautismo, todos hemos sido configurados con Cristo Profeta, Sacerdote y Rey. Nuestra vida es sacerdotal en la medida en que, unida a la suya, se convierte en una completa oblación al Padre.

Hoy fiesta de Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote, por la intercesión de Santísima Virgen María, Reina y Madre de todos y cada uno de nosotros y de la Iglesia entera, oremos pues por los sacerdotes, para que sean dignos ministros de Nuestro Señor: hombres de oración, amantes del sacrificio, encendidos de celo por la salvación de las almas. Y en especial oremos hermanos por el Santo Padre el Papa Francisco, para que el Señor le haga muy santo y llene de eficacia su labor en servicio de la Iglesia y de la humanidad.

domingo, 24 de mayo de 2015

SOLEMNIDAD DE PENTECOSTÉS. VIIIº DOMINGO DE PASCUA, CICLO B

Celebramos hoy una gran fiesta para todos nosotros, la fiesta de Pentecostés, la venida del Espíritu Santo. Por eso, el Señor nos reúne en comunidad para que sintamos la presencia de su Espíritu. Es verdad que actúa de forma oculta y misteriosa, pero Él lo hace, dándonos fortaleza para la lucha, sembrando en nuestros corazones la esperanza, el amor para acogernos unos a otros. Recibir el Espíritu Santo y creer en Él, es tomar conciencia de que cada uno de nosotros somos parte activa dentro de la comunidad cristiana y comprometerse en proclamarlo y hacerlo presente en la misma. El Espíritu Santo nos reúne hacia dentro, para enviarnos hacia fuera a dar testimonio de la fe y del amor. 

El Espíritu Santo produce y empuja hacia el amor; es lo que vamos a escuchar en la primera lectura. Por otro lado, en la segunda y en el Evangelio, comprobaremos como San Pablo nos habla de una energía excelente: el Espíritu Santo y cómo, las primeras comunidades, fueron obra de ese mismo Espíritu.

La Primera Lectura (Hch 2, 1-11) nos narra la llegada del Espíritu Santo y la sorpresa que supuso para todos. Hoy deberíamos sorprendernos tanto como lo hicieron los apóstoles,de ese Espíritu que llega a cada uno de nosotros. Ya no estamos solos, el Espíritu de Jesús vive y actúa en el interior de cada hombre. Esto ha de movernos a llevar, sin miedo, la Buena Nueva allí donde nos encontremos.

El Salmo (103) "Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra" es uno de los más extensos del salterio y es un himno jubiloso a la fuerza de Dios, por la que ha creado el mundo y todo lo que existe. Para nosotros, hoy, tiene enormes resonancias respecto al Espíritu Santo. En el salmo está presente el aliento de Dios, su soplo creador, que es un bello sinónimo para el Espíritu.

En la Segunda Lectura (1 Corintios 12, 3b-7. 12-13) el apóstol ofrece su reflexión y vivencia personal y presenta al Espíritu como el autor de todos los dones de la Iglesia, así como el constructor de la unidad. Pablo recuerda que los dones están al servicio del bien común. Somos miembros de un único Cuerpo, bautizados en un mismo Espíritu y cada uno tendrá que responder de su tarea. Pentecostés no es una cosa de ayer, cada uno tenemos que vivir nuestro Pentecostés, ya que el Espíritu Santo continúa suscitando carismas en la Iglesia.

En el Evangelio (Jn 20, 19-23) Jesús había prometido a los discípulos el don del Espíritu. Tras su resurrección, entra donde estaban reunidos los discípulos y, estando en medio de ellos, les da su paz y su Espíritu, y envía a los suyos al mundo, a realizar la misma tarea que el Padre le encomendó a Él: anunciar y realizar el proyecto del Reino, un proyecto de fraternidad y justicia entre todos los hombres. Igual que Jesús penetra en el Cenáculo en medio de personas aterradas por el miedo, así aparece hoy Jesús en nuestro corazón. Vamos a dejarle entrar; Él nos trae el amor, la paz, la fortaleza, la luz, la compañía. Y nos ofrece para siempre el Espíritu.

Hoy hemos celebrado la fiesta que culmina la Pascua, la Comunidad Cristiana completa este tiempo tan especial y cargado de significado: hemos gozado de la presencia del Señor Jesús resucitado y presente en medio de los hermanos reunidos. Ahora, Él nos envía al mundo a ser testigos de cuanto hemos vivido. Eso sí: no nos deja solos, sino que nos da su Espíritu como el mejor compañero de camino.


¡Llénanos de ti!

Para que seamos uno y todos a una
y entonces, sólo entonces,
podamos presentarnos ante lo que acontece
como consuelo y respuestas a un mundo que es viejo.
Para que, nuestro soplo, además de ser humano
tenga aliento divino, fraterno y eterno.
Para que, nuestros pasos, lejos de metas cortas
sean huella de lo que más allá del sol 
y de las estrellas aguarda.
¡Sí! ¡Llénanos de ti!
Para que nuestra vida sea canto de Dios,
testimonio de Cristo
y presencia del Espíritu Santo.

Amén.

sábado, 23 de mayo de 2015

EL ESPÍRITU SANTO, EL DON DE DIOS.

"Dios es Amor" (Jn 4,8-16) y el Amor que es el primer don, contiene todos los demás. Este amor, "Dios lo ha derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado". (Rom 5,5).

Puesto que hemos muerto, o al menos, hemos sido heridos por el pecado, el primer efecto del don del Amor es la remisión de nuestros pecados. La Comunión con el Espíritu Santo, "La gracia del Señor Jesucristo, y la caridad de Dios, y la comunicación del Espíritu Santo sean con todos vosotros." (2 Co 13,13); es la que, en la Iglesia, vuelve a dar a los bautizados la semejanza divina perdida por el pecado. Por el Espíritu Santo, nosotros podemos decir que "Jesús es el Señor", es decir para entrar en contacto con Cristo es necesario haber sido atraído por el Espíritu Santo.

Mediante el Bautismo se nos da la gracia del nuevo nacimiento en Dios Padre por medio de su Hijo en el Espíritu Santo. Porque los que son portadores del Espíritu de Dios son conducidos al Hijo; pero el Hijo los presenta al Padre, y el Padre les concede la incorruptibilidad. Por tanto, sin el Espíritu no es posible ver al Hijo de Dios, y, sin el Hijo, nadie puede acercarse al Padre, porque el conocimiento del Padre es el Hijo, y el conocimiento del Hijo de Dios se logra por el Espíritu Santo.

Vida de fe

El Espíritu Santo con su gracia es el "primero" que nos despierta en la fe y nos inicia en la vida nueva. Él es quien nos precede y despierta en nosotros la fe. Sin embargo, es el "último" en la revelación de las personas de la Santísima Trinidad. El Espíritu Santo coopera con el Padre y el Hijo desde el comienzo del Designio de nuestra salvación y hasta su consumación. Sólo en los "últimos tiempos", inaugurados con la Encarnación redentora del Hijo, es cuando el Espíritu se revela y se nos da, y se le reconoce y acoge como Persona.

El Paráclito. 
Palabra del griego "parakletos", que literalmente significa "aquel que es invocado", es por tanto el abogado, el mediador, el defensor, el consolador. Jesús nos presenta al Espíritu Santo diciendo: "El Padre os dará otro Paráclito" (Jn 14,16). El abogado defensor es aquel que, poniéndose de parte de los que son culpables debido a sus pecados, los defiende del castigo merecido, los salva del peligro de perder la vida y la salvación eterna. Esto es lo que ha realizado Cristo, y el Espíritu Santo es llamado "otro paráclito" porque continúa haciendo operante la redención con la que Cristo nos ha librado del pecado y de la muerte eterna.

Espíritu de la Verdad
Jesús afirma de sí mismo: "Yo soy el camino, la verdad y la vida" (Jn 14,6). Y al prometer al Espíritu Santo en aquel discurso de despedida con sus apóstoles en la Última Cena, dice que será quien después de su partida, mantendrá entre los discípulos la misma verdad que Él ha anunciado y revelado. El Paráclito, es la verdad, como lo es Cristo. Los campos de acción en que actúa el Espíritu Santo, son el espíritu humano y la historia del mundo. La distinción entre la verdad y el error es el primer momento de dicha actuación.

Permanecer y obrar en la verdad es el problema esencial para los Apóstoles y para los discípulos de Cristo, desde los primeros años de la Iglesia hasta el final de los tiempos, y es el Espíritu Santo quien hace posible que la verdad a cerca de Dios, del hombre y de su destino, llegue hasta nuestros días sin alteraciones.


Fuente extraída de: Aciprensa.

viernes, 22 de mayo de 2015

CONOCE LA VIDA DE LOS SANTOS,HOY SANTA RITA DE CASIA

Santa Rita de Casia no tuvo una vida fácil. Fue una hija obediente y esposa fiel, pero maltratada por su esposo. Quedó viuda y vio morir a sus hijos. Sin embargo, su amor a Jesucristo la llevó a ser la Santa de lo imposible y Patrona de los necesitados por los milagros que Dios obró durante su vida y después de su muerte. Su fiesta es cada 22 de mayo.

Santa Rita nació en 1381 en Italia en una época de conquistas, rebeliones y corrupción. Ella y sus padres fueron analfabetos, pero Dios le concedió a la Santa la gracia de leer. Quiso ser religiosa, pero sus padres le escogieron un esposo y ella aceptó obediente. Su esposo tenía malas juntas, era bebedor, mujeriego y la golpeaba, pero Santa Rita se mantuvo fiel y en oración. Tuvieron dos gemelos que tenían el mismo temperamento del papá. Tras 20 años de casados el esposo se convirtió, Rita lo perdonó y juntos se acercaron más a la vida de fe. Un día él no llegó a casa y lo encontraron asesinado.

Los hijos juraron vengar la muerte de su padre y la pena de Santa Rita aumentó más. Ni sus súplicas los hacían desistir. Santa Rita, afligida rogó al Señor para que salvara a sus hijos y para que tomara sus vidas antes de que se condenaran con un pecado mortal. Así ambos padecieron una terrible enfermedad y antes de morir perdonaron a los asesinos.

Más adelante, Santa Rita quiso ingresar con las hermanas agustinas pero no fue fácil porque había estado casada y por la sombría muerte de su esposo. Ella se puso en oración y cierta noche oyó que la llamaban tres veces por su nombre. Abrió la puerta y se encontró con San Agustín, San Nicolás de Tolentino y San Juan el Bautista, de quien ella era muy devota. Ellos le pidieron que los siguiera y después de recorrer las calles sintió que la elevaban en el aire y la empujaban suavemente hacia Casia hasta encontrarse arriba del Monasterio de Santa María Magdalena. Allí cayó en éxtasis y cuando volvió en sí estaba dentro del Monasterio y las monjas agustinas no pudieron negarle más el ingreso a la comunidad.

Hizo su profesión religiosa ese mismo año (1417) y fue puesta a prueba con duras pruebas por las superioras. Santa Rita recibió los estigmas y las marcas de la corona de espinas en la cabeza. A diferencia de otros santos con este don, las llagas en ella olían a podrido y tuvo que vivir aislada durante muchos años. Después de una grave y dolorosa enfermedad partió a la Casa del Padre en 1457. La herida de espina en su frente desapareció y en su lugar quedó una mancha roja como un rubí que tenía deliciosa fragancia. Su cuerpo permanece incorrupto.

domingo, 17 de mayo de 2015

VIIº DOMINGO DE PASCUA CICLO B. SOLEMNIDAD DE LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR.

Hermanos/as, celebramos hoy en este VII Domingo de Pascua, la Solemnidad de la Ascensión del Señor. Con esta fiesta, nos damos cuenta de que Jesús, sube a los cielos, va a encontrarse con Dios. Es la culminación a toda su obra: su obediencia y su disposición a la voluntad de Dios, hace que ahora, goce de la presencia del Padre en el cielo. No se trata de una simple despedida, sino del comienzo de un nuevo modo de presencia del Señor Jesús. 

Como escucharemos en la proclamación de la Palabra, el evangelista concluye su evangelio con un relato de encuentro, de envío y de promesa de Jesús a sus discípulos. Así se inicia la misión de su Comunidad; ahí nace la Iglesia.“Id y haced discípulos…”, es la invitación del Señor Jesús; es una invitación a cada uno de sus seguidores: somos enviados a anunciar y sembrar el Reino de Dios.

En la Primera Lectura (Hch 1, 1-11)  según el relato de los Hechos de los Apóstoles, la Ascensión de Cristo Jesús, supone el final de una etapa visible y el comienzo de otra etapa, con una presencia nueva y distinta del Resucitado. Asimismo, es también el inicio de la misión evangelizadora de su Comunidad, la Iglesia.

Este Salmo (46) "Dios asciende entre aclamaciones, el Señor, al son de trompetas" narra la victoria de los Macabeos sobre los opresores del Pueblo de Israel. Dios es considerado el dueño de toda la tierra y se equivocan gravemente los que atentan contra el pueblo de su propiedad. Realmente, el versículo 6 que utilizamos como fórmula responsorial, es verdaderamente profético para esta conmemoración de la Ascensión.

En la Segunda Lectura (Ef. 1, 17-23) el apóstol Pablo exhorta a la comunidad de Éfeso a que traten de profundizar todo el misterio y el don encerrado en Cristo, como también la extraordinaria grandeza del poder de Dios desplegado en él, resucitándolo para la vida en plenitud. Ahora mismo, Cristo reina sobre todo y sobre todos. Es la conclusión a la que llega el apóstol. 

En el Evangelio (Mc 16, 15-20) podemos leer, según el relato evangélico, que la Ascensión del Señor no es el final de su presencia entre nosotros, sino el comienzo de una nueva forma de estar en el mundo y en medio de los suyos. Esa nueva presencia del Resucitado acompaña la evangelización de sus discípulos y corrobora su misión con signos profundamente liberadores. 

Todos somos enviados de Jesús. Enviados a realizar el Reino de Dios en todos los países y en todos los ambientes. Por el mero hecho de ser discípulos, somos propagadores y fermento de un mundo distinto, de una buena noticia para todos los seres humanos. No somos nosotros quienes hemos elegido al Señor; ha sido Él quien nos ha elegido por amor y con amor nos envía. 



Ayúdanos, Señor, a seguir tus huellas, 
por las sendas del amor.
A seguir tus Palabras, con palabras de amor.
A meditar tus acciones, con acciones de amor.
A fortalecer nuestra fe, con el compromiso en el amor.
Ayúdanos, Señor, a ir al fondo de todo.
Porque, en el fondo de ese todo, 
hay una fuente de amor.
Y, esa fuente de amor y de ternura, 
eres Tú, Señor.
Amen

16 DE MAYO, SALIDA DE NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO DE FÁTIMA A LA PLAZA ANTONIO RUBIO.

El pasado sábado día 16 de mayo, a las 09:30 de la mañana los devotos y feligreses de nuestra Parroquia, se dieron cita en la misma con motivo de la salida procesional de Nuestra Señora del Rosario de Fátima.

Nuestra madre, la Virgen de Fátima, ha procesionado entre cantos y vítores hasta la Plaza Antonio Rubio (plazoleta del Ambulatorio de la Bajadilla) permaneciendo allí hasta las 13:00 hrs. de la tarde.


Una vez allí, los devotos y feligreses que han acompañado durante toda la mañana a la Virgen, han rezado el Santo Rosario, el Regina Coeli y también le han dedicado cantos en su honor. 

A las 13:00 hrs. de la tarde se dio paso al traslado a la Parroquia una vez más entre cantos y vítores.



jueves, 14 de mayo de 2015

CELEBRANDO EL 13 DE MAYO EN NUESTRA PARROQUIA JUNTO A NUESTRA MADRE, LA VIRGEN DEL ROSARIO DE FÁTIMA.

El pasado miércoles día 13 de mayo, celebramos en nuestra Parroquia la festividad de Nuestra Señora del Rosario de Fátima; siendo ésta una celebración multitudinaria.

La celebración de la Eucaristía fue presidida por el Padre Curro. En su Homilía, recordó varios pasajes de la Biblia en los que María siempre permaneció al lado de su Hijo Jesús, aceptando la voluntad de Dios Padre. María es muy cercana a cada uno de nosotros, ella sintió miedo cuando tuvieron que huir a Egipto porque sufrieron persecución, sintió inquietud cuando Jesús se perdió en el templo, sintió tristeza al ver que condenaban a su Hijo, sufrió un dolor profundo en su corazón cuando vió que Jesús fue clavado en la Cruz, y murió, sintió alegría cuando Jesús resucitó al tercer día... María con gran valentía,confió siempre en la voluntad de Dios Padre, sabía en lo más profundo de su corazón que Jesús había nacido con la misión de salvar a toda la humanidad del pecado.

Por último instó a los feligreses y feligresas a dejarse amar por María Santísima, a dejarse acompañar por María,el mayor regalo que Jesús nos hizo, en todos los momentos de la vida, en las tristezas y alegrías. 

miércoles, 13 de mayo de 2015

HOY CELEBRAMOS A NUESTRA MADRE, LA VIRGEN DEL ROSARIO DE FÁTIMA.

Cada 13 de mayo se celebra en todo el mundo la Fiesta de la Virgen de Fátima, en memoria de su primera aparición en las colinas de Cova de Iría (Portugal) en 1917.

“No tengáis miedo. No os hago daño”, dijo la Virgen María en aquella ocasión a los tres pastorcitos, Lucía, Jacinta y Francisco, quienes contemplaban a una señora vestida de blanco, más brillante que el sol.

Después de decirles, entre otras cosas, que era del cielo y de pedirles que volvieran a ese lugar seis meses seguidos el día 13 a la misma hora, la Madre de Dios les preguntó:
“¿Queréis ofreceros a Dios para soportar todos los sufrimientos que Él quisiera enviaros como reparación de los pecados con que Él es ofendido y de súplica por la conversión de los pecadores?"

Los pequeños le respondieron que sí querían. A lo que la Virgen les advirtió que tendrían que sufrir mucho, pero que la gracia de Dios los fortalecería.

La Señora abrió sus manos y les comunicó una luz que los invadió. Cayeron de rodillas y repitieron humildemente: “Santísima Trinidad, yo te adoro. Dios mío, Dios mío, yo te amo en el Santísimo Sacramento”.

La Virgen de Fátima finalmente les dijo: “Rezad el rosario todos los días para alcanzar la paz del mundo y el fin de la guerra”. Luego se elevó.

Los siguientes meses los niños acudieron las veces que la Virgen los llamaba, pero tuvieron que pasar por burlas, calumnias, amenazas y la cárcel por la incomprensión de la gente. Poco después, Francisco y Jacinta fallecieron con dolorosas enfermedades.

Con el tiempo la Iglesia reconoció las apariciones milagrosas y la devoción a la Virgen de Fátima se expandió por todo el mundo. San Juan Pablo II, consagró Rusia al Inmaculado Corazón de María, tal como había sido el pedido de la Madre de Dios y beatificó a los videntes Jacinta y Francisco en el 2000 con la presencia de Sor Lucía, quien falleció en el 2005.

domingo, 10 de mayo de 2015

CONOCE LA VIDA DE LOS SANTOS, HOY SAN JUAN DE ÁVILA,PATRÓN DE LOS SACERDOTES ESPAÑOLES.

Juan de Ávila, nació en Almodóvar del Campo, en Castilla la Nueva. Estudió filosofía y teología en la Universidad de Alcalá. Fue considerado como uno de los más influyentes y elocuentes jefes religiososo de la España del siglo XVI. Fue amigo de San Ignacio de Loyola y consejero espiritual de Santa Teresa, además de San Francisco de Borja.

Ordenado ya como sacerdote, mostró tal elocuencia, que el Arzobispo de Sevilla le pidió que se dedicara a la evangelización en su país. Trabajó durante 9 años en las misiones de Andalucía.

El Beato, fue acusado ante la Santa Inquisición de Sevilla por predicar el rigorismo y la exclusión de los ricos del Reino de los Cielos. Tras ser liberado, se dedicó a misionar en todas las regiones de España, principalmente en las ciudades. Los más famosos de sus escritos son sus cartas y el tratado: "Audi Filia".

Fue beatificado en 1894. La Compañía de Jesús celebra su fiesta como si se tratase de uno de sus miembros, ya que Juan veneró siempre a esta orden y a su fundador. Fue sepultado en Montilla.

VIº DOMINGO DE PASCUA. CICLO B

Celebramos hoy el VIº Domingo de Pascua,y nos vamos acercando a fiestas tan importantes como la Ascensión del Señor, Pentecostés (la venida del Espíritu Santo). Mientras tanto vamos sintiendo que, Dios, es amor. Que, el Señor, nos ofrece lo que recoge de Dios: amor y más amor. "Nadie ama más, que aquel que da la vida por sus amigos". El verdadero amor no tiene fronteras, esto lo descubrimos mirando el amor de Cristo, el Hijo Amado, enviado por el Padre, que vino para mostrarnos la verdad de su amor. Dios nos ama, y si sentimos su amor y su perdón, debemos saber amar y perdonar. Pidamos al Espíritu Santo que sintamos el Amor de Dios, nos dejemos envolver por él, y sepamos amar como Cristo nos amó.

En Jesucristo, Dios, nos ha elegido para ser sus hijos. ¿Por qué? Simplemente porque, como muy bien dice Juan, Dios es amor. El fondo de Dios, su esencia, su ser,es el AMOR.
Además, el evangelio de este día, nos invita a caer en la cuenta de algo muy importante: somos amados por Dios y, por lo tanto, estamos llamados a amar con el mismo amor que sentimos del Señor.

En la Primera Lectura (Hch 10, 25-26. 34-35. 44-48) seguimos descubriendo los primeros pasos de la primitiva Comunidad Cristiana. Comienza una nueva etapa para esta comunidad: la Iglesia se abre a los gentiles, a los paganos. Como veremos, la iniciativa la tiene el mismo Dios, pues para él no hay muros, razas, ni grupos; no tiene acepción de personas. El discurso de Pedro viene a ser interrumpido por un nuevo Pentecostés, una nueva venida del Espíritu sobre aquella comunidad de paganos. 


El Salmo (97) "El Señor revela a las naciones su salvación" nos explica el poder de Dios. Es un salmo para los “tiempos finales” en los que,después, todos seremos felices y, por eso, esperamos la gracia y la fuerza del Señor. Es lógico que cantemos este salmo en estos momentos de la Pascua, cuando esperamos la Ascensión del Señor y la venida del Espíritu Santo.

En la Segunda Lectura (1 Jn 4, 7-10) el apóstol sigue reflexionando sobre lo que él mismo ha descubierto y vive su comunidad. Descubre que en las relaciones entre Dios y el hombre, la iniciativa siempre la tiene Dios. Dios, en primer lugar, ama al hombre; después, si quiere, el hombre corresponde al amor de Dios. Desde aquí, el hombre llega a conocer algo de Dios, que es verdadero amor. 


En el Evangelio (Jn 15, 9-17) San Juan 
nos enseña una cosa aparentemente simple: no se trata de saber muchas cosas de Dios, sino de amarle. Porque amándole sabremos todo de Él, por la acción del Espíritu Santo. “Que os améis los unos a los otros”. Es el mandato de Jesús que no podemos eludir. Ese mismo amor, de la misma naturaleza, es el que nos viene del Padre y nos revela Jesucristo. La esencia del cristianismo es el amor.

Hemos sido elegidos para amar, esta es la razón y el objetivo de nuestra fe en Jesús. Los cristianos hemos sido elegidos para dar testimonio del mandamiento del amor en medio de un mundo que vende y compra el amor a cualquier precio de rebaja y lo convierte en artículo de consumo. En un mundo donde reina el egoísmo, el odio entre hermanos, las guerras que matan y destruyen, el hambre que destroza tantas vidas, es necesario que se anuncie, se haga conocer y se dé testimonio del Evangelio del Amor.


Ayúdanos, Señor, a seguir tus huellas, 
por las sendas del amor.
A seguir tus Palabras, con palabras de amor.
A meditar tus acciones, con acciones de amor.
A fortalecer nuestra fe, con el compromiso en el amor.
Ayúdanos, Señor, a ir al fondo de todo.
Porque, en el fondo de ese todo,
hay una fuente de amor.
Y, esa fuente de amor y de ternura,
eres Tú, Señor.
Amen

miércoles, 6 de mayo de 2015

CONOCE LA VIDA DE LOS SANTOS, HOY SANTO DOMINGO SAVIO

“¡Quiero ser santo!”, solía decir Santo Domingo Savio, cuya fiesta se celebra cada 06 de mayo. Es Patrono de los niños cantores y también de las embarazadas por haber cumplido en su vida una misión de la Virgen María, mientras era guiado por San Juan Bosco. Conozcamos más acerca de su vida.

Domingo Savio nació en Italia en 1842. Desde muy pequeño deseó ser sacerdote y al conocer a Don Bosco le pidió ingresar al Oratorio de San Francisco de Sales en Turín. Allí organizó la Compañía de María Inmaculada y con sus compañeros frecuentaba los sacramentos, rezaba el Rosario, ayudaba en los quehaceres y cuidaba a los niños difíciles. Además tenía un espíritu muy alegre, le gustaba jugar y estudiar.

San Juan Bosco, escribió una biografía del joven santo y lloraba cada vez que la leía. En ella contaba que varias ocasiones vio a Domingo como embelesado después de recibir la Comunión hasta que cierto día, Don Bosco lo encontró en el coro del templo.

“Voy a ver –cuenta Don Bosco– y hallo a Domingo que hablaba y luego callaba, como si diese lugar a contestación; entre otras cosas entendí claramente estas palabras: ‘Sí, Dios mío, os lo he dicho y os lo vuelvo a repetir: os amo y quiero seguir amándoos hasta la muerte. Si véis que os he ofendido, mandadme la muerte; sí, antes morir que pecar’.

Cuando Don Bosco le preguntó qué hacía en esos momentos, Domingo le contestó: “es que a veces me asaltan tales distracciones que me hacen perder el hilo de mi oración, y me parece ver cosas tan bellas que se me pasan las horas en un instante”.
Durante el proceso de investigación para llevar a Domingo Savio a los altares, su hermana Teresa narró que cierta vez el Santo se presentó ante Don Bosco y le pidió permiso para ir a casa. Su formador le preguntó el motivo y el joven le contestó: “mi madre está muy delicada y la Virgen la quiere curar”. Don Bosco le preguntó de quién había recibido noticias y Domingo contestó que de nadie, pero que él lo sabía. El sacerdote, que ya conocía de sus dones, le dio dinero para el viaje.

La mamá de Domingo estaba embarazada, pero sufriendo con fuertes dolores. Cuando el muchacho llegó a verla, la abrazó fuertemente, la besó y luego obedeció a su madre, quien le había pedido que fuera con unos vecinos. Cuando llegó el doctor vio que la señora estaba repuesta de salud y mientras los vecinos la atendían, le vieron al cuello una cinta verde que estaba unida a una seda doblada y cosida como un escapulario. La sorprendente visita de Domingo a su madre se dio el 12 de septiembre de 1856, fecha del nacimiento de su hermana Catalina.
Tiempo después Domingo le dijo a su madre que conservara y prestara aquel escapulario a las mujeres que lo necesitaran. Así se hizo y muchas afirmaban después, haber obtenido gracias de Dios con la ayuda del escapulario de la Virgen.

Domingo Savio retornó al oratorio salesiano, pero no por mucho tiempo. Su salud se resquebrajó más y a sugerencia de los médicos tuvo que despedirse de Don Bosco y sus compañeros para volver a su casa. Antes de morir, dijo: “¡Qué cosa tan hermosa veo!”. Partió a la Casa del Padre un 9 de marzo de 1857 con catorce años edad.

domingo, 3 de mayo de 2015

Vº DOMINGO DE PASCUA, CICLO B

Celebramos hoy, el Vº Domingo de Pascua, y estamos ya más cerca de una de las fiestas más importantes de la Iglesia, la celebración de Pentecostés (la venida del Espíritu Santo). La Palabra de Dios que comentamos en el día de hoy, viene a cuestionarnos si nuestra vida está unida verdaderamente a Dios nuestro Padre, o si, solamente, usamos alegatos importantes para justificar la ausencia del Señor en ella. La cuestión no puede ser más clara; y es que se trata de dar frutos de buenas obras y permanecer en el Señor. Añade, que Él es la Vida, nosotros los sarmientos, y el Padre el viñador. Y es que no podremos celebrar la alegría de la Pascua si no nos sentimos unidos va Jesús. 

En este tiempo de la Santa Pascua, las lecturas nos siguen iluminando en un sentido: Jesús es la fuente de la vida, la fuente del amor. Sin Él, corremos el peligro de no dar frutos. O, por lo menos, de no dar aquello que debiéramos de ofrecer como cristianos.

En la Primera Lectura (Hch 9, 26-31) vemos cómo en una Iglesia que goza de paz, que progresa, que se construye animada por el Espíritu, existen también en ella sospechas, recelos y desconfianzas. Ha llegado un discípulo, Pablo de Tarso, que no era de los suyos y les da miedo acogerlo. Necesitan la confirmación de Bernabé para aceptarlo y confiar en él sin reservas.

El Salmo (21) "El Señor es mi alabanza en la gran asamblea" habla del gozo y alegría por la intervención del Señor en nuestras vidas, pero también refleja proféticamente los momentos duros de la Pasión del Señor, que todavía está muy cercana en nuestros recuerdos.

La Segunda Lectura (1 Jn 3, 18-24) nos recuerda que el amor no quiere palabras, sino obras. Que la caridad, el amor, no se realiza con la boca sino con las manos. Que una oración por muy hermosa que sea, pierde su validez, si en el corazón existen rencores, envidias, recelos, maldad. Nuestra fe en Cristo ha de ir inseparablemente unida al amor a Dios y a nuestros hermanos. 

En el Evangelio (Jn 15, 1-8) Jesús a través del evangelista Juan nos dice que si no permanecemos en Él, no podremos hacer nada de valor ni dar los frutos que de nosotros Él esperaHemos de estar unidos a la vid, a Cristo; sólo así podremos dar frutos. Sólo así nuestros frutos serán: el amor, el servicio y la verdad. Nuestra misión consiste en hacerlos fecundar y ponerlos al servicio de nuestros hermanos.


Nosotros somos los sarmientos, Señor.
Tú la vid, llena de vida y de verdad.
Nosotros somos los sarmientos, Señor.
Tú la vid del buen vino, de la alegría.
Nosotros somos los sarmientos, Señor.
Tú la vid de la esperanza.
Nosotros somos los sarmientos, Señor.
Tú eres la vid del amor, Señor.
Nosotros somos los sarmientos, Señor.
Tú eres la vid de la Fe, Señor.
Nosotros somos los sarmientos, Señor.
Tú eres la vid de la unión.
Nosotros somos los sarmientos, Señor
Gracias, Señor por hacer brotar por amor, 
cosas buenas 
en todos y cada uno de nosotros.
Amén

viernes, 1 de mayo de 2015

ORACIÓN A SAN JOSÉ OBRERO



Nos dirigimos a ti, Oh bendito San José, nuestro protector en la tierra, como quien conoce el valor del trabajo y la respuesta a nuestro llamado. 
A través de tu Santa Esposa, la Inmaculada Virgen Madre de Dios, y sabiendo el amor paternal que tuviste a nuestro Señor Jesús, te pedimos nos asistas en nuestras necesidades y fortalezcas 
en nuestros trabajos.

Por la promesa de realizar dignamente nuestras tareas diarias, líbranos de caer en el pecado, de la avaricia, de un corazón corrupto. Se tú el solícito guardián de nuestro trabajo, nuestro defensor y fortaleza contra la injusticia y el error.

Seguimos tu ejemplo y buscamos tu auxilio. Socórrenos en todos nuestros esfuerzos, para así poder obtener contigo 
el descanso eterno en el Cielo.
 Amén.

FESTIVIDAD DE SAN JOSÉ OBRERO, PATRONO DE LOS TRABAJADORES


Hoy es Fiesta de San José Obrero, patrono de los trabajadores. El 1 de mayo la Iglesia celebra la Fiesta de San José Obrero, patrono de los trabajadores, fecha que coincide con el Día Mundial de Trabajo. 

Esta celebración litúrgica fue instituida en 1955 por el Siervo de Dios, Papa Pío XII, ante un grupo de obreros reunidos en la Plaza de San Pedro en el Vaticano.

El Santo Padre pidió en esa oportunidad que “el humilde obrero de Nazaret, además de encarnar delante de Dios y de la Iglesia la dignidad del obrero manual, sea también el próvido guardián de vosotros y de vuestras familias”.

Pío XII quiso que el Santo Custodio de la Sagrada Familia, “sea para todos los obreros del mundo, especial protector ante Dios, y escudo para tutela y defensa en las penalidades y en los riesgos del trabajo”.

Por su parte, San Juan Pablo II en su encíclica a los trabajadores “Laborem exercens” destacó que “mediante el trabajo el hombre no sólo transforma la naturaleza adaptándola a las propias necesidades, sino que se realiza a sí mismo como hombre, es más, en un cierto sentido ‘se hace más hombre’”.

Posteriormente, en el Jubileo de los Trabajadores en el 2000, el Papa de la Familia dijo: “Queridos trabajadores, empresarios, cooperadores, agentes financieros y comerciantes, unid vuestros brazos, vuestra mente y vuestro corazón para contribuir a construir una sociedad que respete al hombre y su trabajo”. “El hombre vale más por lo que es que por lo que tiene. Cuanto se realiza al servicio de una justicia mayor, de una fraternidad más vasta y de un orden más humano en las relaciones sociales, cuenta más que cualquier tipo de progreso en el campo técnico”, añadió”.